Por Padre
José Eugenio Hoyos
La Renovación Carismática Católica cada vez es la corriente
de gracia compuesta por un sin numero de ríos caudalosos que traen vida en
abundancia en sus aguas sanadoras y liberadoras.
Cada vez nos damos cuenta la importancia y el impacto
positivo que tiene la RCC en la Evangelización efectiva y eficaz en las
diferentes comunidades y en todas las Iglesias donde los grupos y comunidades Carismáticas
están activas y produciendo grandes frutos en la conversión y en la pastoral.
No olvidemos que la RCC tiene una espiritualidad impactante,
sana y en obediencia a la Jerarquía pero también es un gran semillero de buenas
y extraordinarios servidores que aman y defienden a la Iglesia Católica.
La invocación en los grupos de oración del Espíritu Santo,
las oraciones espontaneas y con poder y la alabanza de alegría y gozo nos
transportan a una iglesia con un Cristo vivo y Resucitado.
En una extraordinaria promesa, Jesús declaro ser el mismo la
fuente de agua viva, el manantial que sana, cura libera y da vida eterna.
“Cualquiera que bebiera del agua que yo le daré no tendrá sed
jamás; sino que el agua que yo le daré será en el una fuente de agua que salte
para la vida eterna” (Juan 4, 13-14).
Cristo hoy en día es el único que proporciona el agua viva
que sana, limpia, renueva y libera y que puede satisfacer la sed ardiente de
aquellos cuya vida esta enferma y reseca debido a que hay sequia de conocer la
verdad y de vivir una vida en el Espíritu Santo. Los Carismáticos estamos
Bendecidos, Encendidos, Sanados y en Victoria. Gloria a Dios!!
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