Por Padre José E. Hoyos
Arlington Catholic Herald
15 de mayo de 2008
Todos los católicos en el mundo entero debemos educarnos más sobre los métodos anticonceptivos que llevan al gran pecado del aborto. Ya en casi todas las farmacias de nuestros países, abierta o clandestinamente, está a la venta la llamada "píldora de día siguiente", un producto químico muy conocido (de tipo hormonal) o "anticonceptivo de emergencia", al que se puede recurrir poco después de una relación sexual considerada como presumiblemente fecundante, siempre que se quiere impedir la continuación de un embarazo no deseado.
A las inevitables reacciones polémicas de quienes han manifestado serias dudas sobre el mecanismo de acción de este producto, que no sería simplemente "anticonceptivo" sino "abortivo", se ha respondido de manera totalmente expeditiva que semejante preocupación es infundada porque la "píldora de día siguiente" tiene una acción "antinidatoria," sugiriendo así implícitamente una neta separación entre aborto e interceptación (impedir que ocurra la implantación del ovulo fecundado, es decir, el embrión, en la pared uterina).
La Subcomisión para la Familia y la Defensa de la Vida de la Conferencia Episcopal de España nos dice : "la píldora de día después es, por tanto, una autentica técnica abortiva y no simplemente anticonceptiva, como se ha afirmado repetidamente." En efecto, "desde el momento en que el ovulo es fecundado, se inaugura una nueva vida que no es la del padre ni de la madre, sino la de un nuevo ser humano que se desarrolla de por sí mismo. Con la fecundación se inicia la aventura de una nueva vida humana." (Juan Pablo II, Carta Encíclica Evangelium Vitae, 60; Congregación para la Doctrina de la Fe, Declaración sobre el aborto, 18 de noviembre de 1974). Una vez más hemos de afirmar que "la vida desde su concepción ha de ser salvaguardada con el máximo cuidado; el aborto y el infanticidio son crímenes abominables" (Concilio Vaticano II, Gaudium et Spes, 51). Y como ya señalamos a propósito de la RU-486, "el aborto con píldora es también un crimen" (Conferencia Episcopal Española, Declaración de la Comisión Permanente, El Aborto con Píldora es También un Crimen, 18 de junio de 1998) pues se trata de la eliminación de un ser humano inocente.
La difusión, la prescripción y el uso de la píldora del día siguiente son, por tanto, prácticas moralmente reprobables por tratarse de un aborto provocado. De ello son también responsables todos aquellos que cooperan con tal procedimiento. En consecuencia, si se lleva a efecto su comercialización, exhortamos a todos los profesionales de la medicina y de la farmacia a ejercer su derecho de objeción de conciencia, que testimonien con fuerza al valor inalienable de la vida humana. Con el fin de evitar estas prácticas, exhortamos a promover una verdadera educación afectivo-sexual que ayude a los adolescentes y jóvenes a vivir la sexualidad de forma responsable. Es tiempo de que nuestra sociedad más allá de las propagandas engañosas del sexo libre y del sexo seguro, empiece a hablar y a educar en el sexo responsable, al igual que pedimos a los jóvenes responsabilidad en las bebidas, en las drogas y en el tráfico rodado. No olvidemos que esta en juego la dignidad del hombre y las misma vida humana.
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