jueves, junio 12, 2008

Aguada y Mayagüez

Rev. José Eugenio Hoyos
10 de junio de 2008


Recientemente tuve el placer de visitar a la isla del encanto, Puerto Rico, con el fin de misionar, de evangelizar, y de continuar propagando que Jesús está vivo. Está vivo a través de sus palabras, de su ministerio de sanación, liberación e intercesión, en el cual firmemente creo. Soy testigo y pregono por doquier.

Fueron días intensos de oración, de reflexión y de aprender y conocer a un pueblo que me ha dejado grandes enseñanzas como grandes huellas de cariño en mí corazón. Honestamente no lo esperaba así. Pensé encontrar un pueblo secularizado, materializado y sin Dios. Pero entendí que a través de las sorpresas se aprenden grandes lecciones. Es una gente maravillosa, de una gran generosidad, llenos de virtudes y talentos, de oración continua y de mucha acción en la fe.


Aunque era un retiro organizado por la renovación católica carismática, la participación era de todos los ministerios y grupos de la iglesia: Cursillistas, Legión de Maria, Camino Neocatecumenal, Juan 23, Grupos juveniles, Diáconos, Ministros de Eucaristía y hasta hermanos de otras creencias, todos se sentían unidos por la misma palabra, el mismo Cristo dentro de la Iglesia fundada por Jesús. El tema del retiro coincidió grandemente en Mayagüez: “Jesús Sana Hoy” y en Aguada: “Venid a Mí todos los que están cansados y agobiados, que Yo los aliviaré.” (Mateo 11, 25-28).

Desde antes del retiro empezamos a sentir la misericordia y el poder del Señor sanando depresiones, dolores de espalda, artritis, problemas del estómago, cáncer, migrañas, alergias, laringitis, sequedad espiritual, rencores y tantas otras dolencias que en muchos círculos de oración estarán dando testimonio del amor de Dios que jamás se cansará de continuar realizando su obra para todos los que tienen fe en su poder sanador. Por eso, cuando nosotros creemos en Él no es sólo para que me sane de tal o cual enfermedad, sino para que me sane interiormente y pueda yo reconocer su plan en la vida que me ha tocado vivir.

Queridos hermanos, esta columna la estoy escribiendo en el avión aproximadamente a 33 mil pies de altura de regreso a Virginia y me siento feliz y complacido de haber participado y aceptado el estar con mis hermanos Puertorriqueños y desde aquí los invita a que hoy nos acerquemos, regresemos a la Iglesia y proclamemos a Jesús sanador, toquemos su cuerpo y su sangre, escuchemos su palabra que da vida y sigamos construyendo ese Reino que Él ha venido a inaugurar. Gracias, Puerto Rico. ¡Que Dios los bendiga!

1 comentario:

gladys dijo...

HOLA PADRE HOYOS, LE HABLA GLADYS SOY DE MAYAGUEZ Y ESTUVE EN EL RETIRO. LE DOY LAS GRACIAS A DIOS POR HABERLO TRAIDO A NUESTRA ISLA. DE VERDAD USTED ES UN SER EXCEPCIONAL. LE PIDO A DIOS, A NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO Y A NUESTRA SANTISIMA MADRE LA VIRGEN MARIA QUE LO SIGAN BENDICIENDO Y CUIDANDO. ESPERAMOS QUE PUEDA VOLVER PRONTO. DIOS ESTA VIVO, AMEN, AMEN, AMEN.