martes, marzo 03, 2009

Gran multitud se hizo presente en la Misa de Sanación

Por el Rev. José Eugenio Hoyos

Ni el hielo, ni la nieve, ni el gran frío del sábado pasado paralizaron a la cantidad de personas que se hicieron presentes en la gran Misa de Sanación en la Iglesia de San Antonio de Padua en Falls Church, Virginia. El sábado pasado cerca de 3 mil personas colmaron las instalaciones de esta inmensa Iglesia ya conocida por todos los fieles católicos y no católicos por su capacidad de albergue y por sus numerosos programas pastorales.



Hubo en esa noche nieve en cantidad para todos, testimonios que nos hicieron llorar y dar gracias a Dios por la abundancia de sanaciones, milagros, liberaciones y gozo a plenitud para los corazones sedientos de paz y reconciliación. ¡Que gran oportunidad para continuar preparándonos para la Cuaresma! Todos sentimos en la Misa un gran gozo y una inmensa paz, como los apóstoles en realidad sentimos la presencia de Dios que vino a encender nuestros corazones.



Fue impresionante ser testigo de los milagros del Señor, poder atestiguar con aquella inmensa oleada humana, ver a los enfermos caminar fuera de su sillas de rueda, venir de sus hospitales a dar testimonio de sanación y de la presencia del Señor tocando y sanando heridas, madres dando testimonios de poder tener un hijo o que sus hijos con graves dolencias ahora están sanos. Nos impresionó igualmente ver la mujer con metástasis en todo su cuerpo después de haberla visto tan frágil y tan esquelética y sin muchos meses de vida, pues eso era lo que los médicos le habían dicho, ahora en el medio de la muchedumbre daba gloria a Dios porque su cáncer detectado en todos su órganos ha ido desapareciendo lentamente y ella ha encontrado sanación a través del poder de la oración y la fuerza del Espíritu Santo y así muchas más manifestaciones de gloria, que despiertan la fe dormida de muchos incrédulos y que atrae a tantos que se fueron del verdadero hogar cristiano y han regresado con esos testimonios a la casa católica.

Una vez más la cantidad impresionante de asistentes a la Misa de Sanación, fuimos testigos de lo que dice Jesús: “impondrán las manos sobre los enfermos y sanaran” (Marcos 16-18). Seguimos en la Iglesia Católica: ¡Bendecidos y Encendidos!

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