Arlington Catholic Herald
21 de enero del 2010
Caminar en las calles de Haití, encontrar alimentos, agua potable, medicinas, un ataúd para enterrar a sus seres queridos es una odisea. Todo es un doloroso y terrible caos: solo se encuentra destrucción, muerte, tristeza y desesperación. Para los Haitianos ya no tienen sentido a que les reconstruyan los puentes, los hospitales, las iglesias, las escuelas, los edificios gubernamentales o hasta sus propios hogares. Pues lo único que les llena en estos momentos de tragedia es su fuerte fe.
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La ONU ha dicho que más de 300.000 personas se han quedado sin hogar en Puerto Príncipe pero el haitiano ha sido un hombre aguantador, laborioso y emprendedor y tiene claramente en su mente que su morada y su recompensa no es terrenal. El terremoto de Haití ha tocado nuestra diócesis, cuantos viajes y ayuda han aportado nuestros feligreses en construcción de viviendas familiares, hospitales y escuelas. Igualmente cuantas lanchas de pesca fueron donadas para fomentar la empresa local.
Pero para las parroquias líderes como San Antonio de Padua en Falls Church, San Carlos Borromeo en Arlington y Nativity en Burke, no deben desanimarse sino sentirse orgullosos de que el trabajo solidario en Haití sí valió y vale la pena. Para el Pare Richard B. Martin, párroco de la Iglesia de la Natividad es un gran orgullo que su proyecto Nativity I ayudo a cientos de familias a tener un hogar decente y que dio dignidad a los más necesitados como el Ave Fénix, Padre Martin y communicad de Nativity hay que empezar de nuevo como si fuera la primera vez, con amor, pasión, dedicación y mucha fe. Pues miles de haitianos esperan ver esas manos solidarias del padre Richard Martin y esos ojos azules de esperanza.
Los que deseen ayudar a este gran proyecto de Nativity pueden comunicarse con la parroquia de Nativity al teléfono 703/455-2400. Saber vivir es tomar de la vida lo mejor y aprender a transformar en retos los obstáculos con un ánimo a toda prueba. Con el poder de la fe, la magia del amor y la energía de la esperanza, somos capaces de superar cualquier crisis. Nada detiene a las personas entusiastas porque con confianza y tesón siembran, cultivan y cosechan a pesar de las sequías y los tiempos adversos. Nuestras oraciones y solidaridad por nuestro pueblo haitiano.
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