Por el Rev. José Eugenio Hoyos
Arlington Catholic Herald
4 de marzo de 2010
La Cuaresma es el tiempo ideal para seguir la mirada y caminar tras las huellas del Maestro: Cristo Jesús. Igualmente es una invitación a que con alegría nos dejemos tomar las manos del buen Maestro y dejarnos llevar por los caminos de la santidad.
En el libro el Apocalipsis, por ejemplo, se nos habla de las puertas que se abren: “Mira, yo estoy llamando a la puerta. Si alguien oye mi voz y abre la puerta, entrare a su casa y cenaremos juntos” (Apoc 3, 20). Pero en este caso no es para abrirlas al caballo de Troya de la tentación, sino por el contrario, a Jesucristo, que quiere entrar a liberar del flagelo de la mediocridad espiritual: yo se todo lo que haces. Se que no eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! Pero como ere tibia, y no frío, ni caliente, te vomitare de mi boca. Pues tú dices que eres rico, que te ha ido muy bien y que no te hace falta nada; y no te das cuenta de que eres un desdichado, miserable, pobre, ciego y desnudo. Por eso te aconsejo: cómprame oro purificado en el fuego para enriquecerte, vestidos blancos para revestirte y cubrir tu vergonzosa desnudes, y un colirio para ungir tus ojos y recobrar la vista. Yo corrijo y reprendo a los que amo. ¡Reánima tu fervor y arrepiéntete! Yo estoy junto ala puerta y llamo: si alguien oye mi voz y me abre, entrare en su casa y cenaremos juntos. Alos que salgan vencedores les daré un lugar conmigo en mi trono, así como yo he vencido y me he sentado con mi Padre en su trono.
En este tiempo de Cuaresma y como preparación a los días santos la figura de satanás estará sondeándote y desanimándote es por eso que mantenernos en oración y ayuno es fundamente. La tibieza espiritual, nos hace bajar las barrearas defensivas y nos vuelve desatentos. A esto se suma que el enemigo tratara de confundirte y tentarte, cuando te ve que a causa de la diversas situaciones, estas particularmente vulnerable y desarmado.
“La tentación mas frecuente en las personas preocupadas por su progreso espiritual es que, bajo el pretexto de una influencia apostólica mas grande el demonio les hace desear una ocupación distinta a la suya” (San Francisco de Sales).
Sanaremos en este tiempo los puntos débiles de nuestra vida, la falta de carácter, un vicio, como por ejemplo: la gula, el cigarrillo, la bebida, el mal genio, una debilidad en el campo sexual o en otro aspecto. ¡Sigamos con firmeza las huellas del Señor!
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