Por el Rev. José Eugenio Hoyos
Nuestra Iglesia Católica continua sufriendo por los golpes, insultos, escándalos, que el mismo hombre le ha causado. La Iglesia Católica siendo la única fundada por Nuestro Señor Jesucristo desde sus comienzos sigue sufriendo, desangrándose, humillada, herida por la actitud de hombres débiles que se han dejado guiar por el enemigo.
Gracias a millones de católicos que siguen fieles a la Iglesia de Cristo y que entienden que estamos viviendo tiempos de la purificación es que ella triunfante y Santa se mantiene.
La Iglesia como afirmara San Agustín y toda la tradición, tiene pies de barro; es santa y pecadora, es esposa predilecta y prostituta con manchas y arrugas. Debe ser amada y ayudada tal como es y por lo que es, y no exaltada y entronizada sin criterios y haciendo a un lado el sentido común. Si los católicos tuviesen esa actitud obtendrían como beneficio el fortalecimiento verdadero de la fe y la ausencia de escándalos ilegítimos.
Nuestra vida de fe gira en torno a la figura de Cristo, con su naturaleza de hombre – Dios, su destino e historia. Cristo es la norma, la regla, el camino y el ejemplo, la medida y el estilo que todos los cristianos debemos imitar. No podemos ser hoy en este mundo y con el empuje y la controversia que han creado los medios de comunicación a ser católicos tibios o damos el 100% o no demos nada. Debemos tener una actitud católica de amar a las Iglesia, de apoyar a la jerarquía según el contenido del primer mandamiento: con todo el corazón, con toda el alma y ponerle a nuestras obras de caridad y a nuestra oración una gran dosis de pasión.
Los grandes maestros espirituales del pasado querían excavar el pozo de agua viva que e Cristo: querían subir a la montaña de las bienaventuranzas en busca de la imagen visible del Dios de todas las consolaciones; se forzaban por meditar “en la prisión bienaventurada del corazón” la palabra de Cristo, que es el verbo eterno de Dios.
Hoy en esta sociedad tan agresiva a la religión es necesario despojarse del hombre viejo y revestirse del hombre nuevo, que es Cristo Jesús. Nuestra tarea de mostrar un Cristo vivo es trabajo en equipo y aprender a caminar y a sostenernos con los pies de barro del Divino Maestro.
Nuestra Iglesia Católica continua sufriendo por los golpes, insultos, escándalos, que el mismo hombre le ha causado. La Iglesia Católica siendo la única fundada por Nuestro Señor Jesucristo desde sus comienzos sigue sufriendo, desangrándose, humillada, herida por la actitud de hombres débiles que se han dejado guiar por el enemigo.
Gracias a millones de católicos que siguen fieles a la Iglesia de Cristo y que entienden que estamos viviendo tiempos de la purificación es que ella triunfante y Santa se mantiene.
La Iglesia como afirmara San Agustín y toda la tradición, tiene pies de barro; es santa y pecadora, es esposa predilecta y prostituta con manchas y arrugas. Debe ser amada y ayudada tal como es y por lo que es, y no exaltada y entronizada sin criterios y haciendo a un lado el sentido común. Si los católicos tuviesen esa actitud obtendrían como beneficio el fortalecimiento verdadero de la fe y la ausencia de escándalos ilegítimos.
Nuestra vida de fe gira en torno a la figura de Cristo, con su naturaleza de hombre – Dios, su destino e historia. Cristo es la norma, la regla, el camino y el ejemplo, la medida y el estilo que todos los cristianos debemos imitar. No podemos ser hoy en este mundo y con el empuje y la controversia que han creado los medios de comunicación a ser católicos tibios o damos el 100% o no demos nada. Debemos tener una actitud católica de amar a las Iglesia, de apoyar a la jerarquía según el contenido del primer mandamiento: con todo el corazón, con toda el alma y ponerle a nuestras obras de caridad y a nuestra oración una gran dosis de pasión.
Los grandes maestros espirituales del pasado querían excavar el pozo de agua viva que e Cristo: querían subir a la montaña de las bienaventuranzas en busca de la imagen visible del Dios de todas las consolaciones; se forzaban por meditar “en la prisión bienaventurada del corazón” la palabra de Cristo, que es el verbo eterno de Dios.
Hoy en esta sociedad tan agresiva a la religión es necesario despojarse del hombre viejo y revestirse del hombre nuevo, que es Cristo Jesús. Nuestra tarea de mostrar un Cristo vivo es trabajo en equipo y aprender a caminar y a sostenernos con los pies de barro del Divino Maestro.
1 comentario:
No se preocupe Padre, hay que seguir insitiendo en hacer resaltar y hacer mas Relaciones Publicas de todas las buenas cosas que se hacen dentro y a traves de la inspiracion de la iglesia, que no de los errores, aun asi, la jerarquia haria bien en aprender de los mismos y observar que la sociedad necesita mas que nada de las ensenanzas tranformadoras de Jesus. Los medios de comunicacion siempre se fijaran mas en lo negativo por que hace noticias, lo bueno y creativo no es ensalzado tanto.
A seguir sembrando y a guiarnos para hacer el bien. Creo que el pastor parroquial es quien mas tiene la palabra y mas puede demostrar y ofrecer una imagen de amor y dedicacion cristiana hacia la humanidad, que no los altos cargos algo apartados de la realidad cotidiana.
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