En muchos congresos, Retiros Espirituales, jornadas de Fe y Sanación o eventos Carismáticos he encontrado con frecuencia el debate si al final del retiro celebramos una Misa y si es correcta llamarle “Misa de Sanación” o “Eucaristía para los enfermos” y honestamente yo no entiendo cuál es el miedo o la desconfianza a un determinado “titulo” si cada Eucaristía, cada Misa es de Sanación.
Por favor Sanedrines, doctores de la Iglesia y Teólogos morales: ¿no han entendido que cada Eucaristía tiene un gran poder de Sanación?
Por mi propia experiencia de más de 25 años celebrando Misas de Sanación, quiero resaltar que el 90% de las personas que cada mes asisten a las Misas de Sanación no son enfermos ni están diagnosticados con una dolencia física ; todo lo contrario vienen a disfrutar de un encuentro gozoso con Cristo y a llenar de energía sus baterías Espirituales.
Y el 10% de enfermos terminales u otras enfermedades con gran seguridad vienen a recibir el poder de la Sanación por parte del único dador de vida y salud: “Cristo Jesús”.
En todo ministerio de sanación hemos comprobado, visto y testimoniado las cientos de Sanaciones, curaciones de todo tipo, cáncer de próstata, colon, corazón, alergias, tumores, riñones, depresión, migrañas, tiroides, artritis etc. Etc. etc... Para Dios todo ha sido posible, toda enfermedad hasta con metástasis ha sido sanada.
Las Misas de Sanación con énfasis en la Oración desde luego para los enfermos es una celebración Eucarística con poder en las que se ponen a trabajar los Carismas y Dones regalados a cada bautizado por el Espíritu Santo, para dar fuerza y cicatrizar heridas y células cancerosas malignas, dándoles fortaleza física y Espiritual a la salud de los creyentes.
Es por eso que en cada Misa de Sanación, lo asistentes cantan con gozo y alboroto, alzan e imponen las manos, porque verdaderamente se siente la presencia de Dios y la fuerza del motor de la Iglesia “El Espíritu Santo”.
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