Por Rev. José Eugenio Hoyos.
Hace pocos días estuve participando del II Congreso Carismático de mujeres en Bakersfield, California “Mujer si crees, veras la gloria de Dios”. Y ya en mi regreso a Washington DC pensaba dentro del avión: “definitivamente el Creer y tener Fe tienen un inmenso poder” pues cuando recordaba el entusiasmo, los testimonios de Sanación, concluía que sin Oración el ser humano no puede vivir y su existencia puede ser debilitada o destruida por el enemigo.
Las mujeres en este congreso de California son verdaderamente un ejemplo de verdaderas guerreras y soldados de la Legión de Cristo.
Creer es eso verdaderamente decirle “SI” a Dios, la “Conversión” creer….supone la renuncia de si, poner en él la propia seguridad (MT 24,35).
La Fe es la respuesta del hombre a la revelación que Dios ha hecho de sí mismo. No es un sentimiento vago, sin contenido; tiene un contenido. Pero este es en el fondo solo uno: Dios mismo, tal como se ha revelado al hacerse presente en la historia de los hombres.
La respuesta de la Fe solo es posible porque Dios se adelanta al hombre y hace resplandecer en él la luz de su verdad; porque le hace ver y le ilumina los ojos del corazón (EF 1-8).
Por lo tanto la Fe es un don de la gracia iluminante y resplandeciente de Dios. Creer y tener Fe, deben ser una realidad viva y fundamental en la vida de cada creyente.
Creer es creerle confiadamente a Dios. Es esperar de Dios: No de nosotros mismos, de nuestras obras, Creer es gratuito, es por tanto esperar de Dios lo que él quiera darnos.
Creer es sentir que Dios está vivo y actúa en cada instante en nuestras vidas y que siempre esta ¡Sanando Setenta veces siete. Siempre!
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