En
la Renovación Carismática cada participante, cada renovado debe destacarse por
el amor y la devoción a la Adoración Eucarística.
Además
de la oración, la participación activa y perseverante de los Carismáticos en la
Hora Santa y en la Adoración al Santísimo, ayuda a tener un crecimiento más sólido
y eficaz en la vida Espiritual. Muchos hermanos(as) perseveran en los grupos de
oración y en las asambleas Carismáticas porque su formación doctrinal o
sacramental es fuerte.
En cada
Adoración Eucarística bien vivida pueden producirse grandes sanaciones,
poderosas liberaciones, y conversiones sorprendentes porque allí está la
presencia real de un Cristo vivo y se mueve con fuerza el Espíritu Santo.
Es
la gran oportunidad para despojarnos del hombre viejo, de renunciar a toda superstición,
a todo egoísmo, soberbia, autosuficiencia, orgullo, ambición y todo tipo de
pecado.
“Un Sábado
Jesús se había puesto a enseñar a una sinagoga: y había allí una mujer que
estaba enferma desde hacía dieciocho años. Un espíritu maligno la había dejado
encorvada, y no podía enderezarse para nada. Cuando Jesús la vio, la llamo y le
dijo: Mujer, ya estas libre de tu enfermedad. Entonces puso las manos sobre
ella, y al momento la mujer se enderezo y comenzó a alabar a Dios.” (Lucas 13, 10-13)
Cuando Jesús Sacramentado pasa todo se endereza y los enfermos se sanan, los espíritus
malignos son derrotados y entonces se siente la gloria de Dios y un pueblo en
fe y en oración queda bendecido.
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