Por
Padre José Eugenio Hoyos
Este
año de la Misericordia en el gran jubileo viene cargado de bendiciones,
conversiones, sanaciones y sorprendentes liberaciones.
La Renovación
Carismática en unión de otros movimientos de la Iglesia tiene como misión de
ofrecer sus oraciones plegarias y alabanzas para que la Misericordia Divina de
Cristo Jesús llegue a todas la naciones.
Que cada
creyente descubra que en las heridas de Cristo crucificado salen rayos
sanadores que iluminan y cicatrizan los dolores de la humanidad. Pues desde las
llagas de Cristo sale el alivio y la sanación a todo el que tiene fe y es
perseverante en la oración.
Los Carismáticos
estamos llamados a ser multiplicadores de esa misericordia a través de nuestros
Grupos de Oración, nuestras visitas a los hospitales, llevando esperanza a los
agonizantes, a los encarcelados, a los inmigrantes y aquellos que se quedan atrás
en nuestra sociedad. Que la Misericordia llegue a cada hogar a través de Jesús Eucaristía.
Cristo
nuestro Señor y con la fuerza del Espíritu Santo, tiene poder para calmar las
tempestades como lo hizo en Tiberiades y cuidar de nuestras vidas porque su
misericordia es infinita, más de lo que podemos imaginar, pensar o sentir.
Contemplemos la grandeza y el poder del Cristo Misericordioso y compasivo.
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