Por José Eugenio Hoyos
Carismáticos si tú crees que tienes
el Espíritu Santo te pregunto: ¿Conoces profundamente al Espíritu Santo? ¿Sabes
que es la cultura de Pentecostés? ¿Vives la espiritualidad Carismática?
El Espíritu Santo no es una energía cualquiera,
el Espíritu Santo es una persona, es la tercera persona de la Santísima
Trinidad. La cultura de Pentecostés es
en fe mostrarle al mundo un Cristo vivo, un Espíritu Santo en acción que
transforma, cambia y nos invita a una conversión continua… Y nos hace parte de
la Nueva Evangelización.
Los Carismáticos debemos conocer y
vivir la espiritualidad Carismática, con signos de gozo y adoración al Rey de
reyes y Señor de señores. Pues así nos convertimos en participantes de la
naturaleza divina y, por lo tanto, podemos dar testimonio de un Espíritu Sanador
y Liberador de un Cristo que extiende su misericordia y amor a todos los que
encontramos. Esta dignidad de ser Carismáticos e hijos amados de Dios nunca
debe subestimarse. ¡Es verdaderamente un privilegio!
Cristo no puede hacer nada por sí
mismo sino solamente lo que va hacer al padre. Este cumplimiento con la
voluntad del Padre es la clave para vivir como hijos en El, hijos de Dios. La aceptación
de este don es el núcleo del discipulado de todo Carismático, de una relación personal
con Cristo en su Iglesia y de nuestra vida como evangelizadores.
Esto entraña abrazar el señorío de
Cristo en cada campo de nuestra vida, lo cual incluye obedecerle de una forma
que puede ser penosamente contraria a nuestros deseos personales. El Carismático
debe seguir las directicas y normas de la Iglesia.
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