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Grandes memorias todavía permanecen en mi corazón desde la visita que realicé al santuario de Nuestra Señora de Fátima en Lisboa, Portugal. Desde la salida en el aeropuerto en Filadelfia con atraso del avión como la llegada a Paris y la pérdida de mi maleta de mano con documentos importantes se desarrolló toda mi peregrinación. Me dio la impresión que el enemigo no quería que visitara a la Madre del Cielo y los tres pastorcitos.
Ya la llegada a Lisboa fue otra cosa. Pude descansar y reflexionar, y de repente para mi sorpresa, me acordé que al salir de Washington con todas mis ocupaciones y cansancio no había ido a hacer mi visita diaria al Santísimo y no había terminado de rezar mi Santo breviario. ¡Que vergüenza! Lógico iba desarmado. Pero de todas formas mi llegada al Santuario de Fátima fue todo un encuentro especial con mi protectora de mi vocación.
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María Santísima con tu gran poder nos acompañas a los sacerdotes para que continuemos llevando el mensaje de salvación y de sanación para todos los enfermos, especialmente los enfermos del alma. Gracias por los lugares santos y de peregrinación.
Imágenes: Los 3 pastorcillos de Fátima: Lúcia, Francisco y Jacinta; niños en Pueblo Hondo, Venezuela representan de nuevo la historia de la Virgen de Fátima.
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