viernes, julio 11, 2008

Payasos narcoterroristas

Por el Rev. José Eugenio Hoyos
Washington Hispanic
11 de julio de 2008

El mundo de hoy y Colombia entera seguimos celebrando con entusiasmo, alegría y oraciones en acción de gracias por la liberación de Ingrid Betancourt, los tres estadounidenses y el resto de colombianos, rescatados por las fuerzas militares y el gobierno de Colombia. Como dirían muchos amigos después de ganar el equipo favorito de fútbol en el mundial, ¿y cómo le quedó el ojo amigo? Y no es que con esta ganancia parcial nos contentemos; hay que continuar luchando, trabajando y apoyando todos los procesos de paz; dialogar acuerdos humanitarios sí, pero sin despeje. El único despeje tiene que ser el de los helicópteros trayendo a la libertad a todos los secuestrados que todavía se encuentran detenidos en las selvas colombianas.

Hemos vivido una gran película con personajes reales y desenlaces positivos y placenteros. Así quisiéramos que todas las películas tuvieran un final feliz, con lágrimas pero de alegría.

Por fin ANNCOL reconoció que les arrebataron a 15 personalidades de gran valor que utilizaban como mercancía para negociar, manipular y exigir. Para los que no saben qué es ANNCOL, es la Agencia de Noticias Nueva Colombia, una agencia clandestina y subversiva de noticias, compuestas de periodistas influenciados por las FARC en Europa y Latinoamérica.

Claro que ya de Nueva Colombia no tienen nada nuevo, ni bueno que informar. Pues la buena nueva y la Nueva Colombia es la debilitación de la moribunda guerrilla terrorista de las FARC. No cabe duda que perdieron su rumbo de “idealistas y revolucionarios”, pasaron directamente a la categoría de “criminales y terroristas”, “desalmados y corruptos”. La narcoguerrilla FARC tiene ahora que aceptar que lo que ahora están viviendo se ha desinflado y su protagonismo actual se ha convertido en un verdadero circo.

Poco a poco, desde que empezaron las protestas y las manifestaciones a favor de la paz y la libertad para los secuestrados, ha sido el mismo pueblo, cansado de tanto acoso, masacres y terror, el que ha ido quitando las máscaras y los disfraces a los títeres y payasos que todavía creen en las fuerzas de las moribundas filas insurgentes de las FARC.

Eran las mismas máscaras de esos payasos que antes de salir en la arena del terror y el miedo, se están convirtiendo en payasos descoloridos que ya a nadie hacen reír. Todo lo contrario, poco a poco los payasos terroristas tienen que entender que el show y las cortinas del circo se empiezan cerrar, pues la función se está terminando.

No olvides, acompáñanos en la marcha por la paz el 20 de julio.

Para mas información sobre la mobilización internacional del 20 de julio por la paz en Colombia, ver el sitio Web de Colombia Soy Yo o Un Millón de Voces Contra las FARC. En Washington, vamos a reunirnos en Lafayette Park frente a la Casa Blanca a las 12 p.m. (Metro: Farragut West o McPherson Square)

1 comentario:

Anónimo dijo...

..."“No cabe duda que perdieron su rumbo de “idealistas y revolucionarios”, pasaron directamente a la categoría de “criminales y terroristas”, “desalmados y corruptos”. La narcoguerrilla FARC tiene ahora que aceptar que lo que ahora están viviendo se ha desinflado y su protagonismo actual se ha convertido en un verdadero circo.”

Desgraciadamente en un circo donde los leones se comen a los espectadores.
Esto ha ocurrido otras veces. Cuando un grupo revolucionario pierde la base u objetivo para el cual se fundó, debido a que las circunstancias ideológicas que lo motivaron han desaparecido o cambiado, entonces pierde el rumbo y se combierte nada mas que en un grupo terrorista que acaba aterrorizando al pueblo para el cual se supone que iba a luchar.
Asi ocurrio en Europa en los 70s, en Alemania, Italia y especialmente
España, con ETA, grupo que se origino para luchar contra la dictadura y despues se baso mas en tratar de lograr la independencia del Pais Vasco.
Empezaron atacando objetivos militares y a capitalistas corruptos, despues perdieron el rumbo y se conviernieron en carniceros del pueblo sin discreción.
Ni lo primero ni lo segundo es justificable para lograr una causa, pero es mucho peor para todos, cuando ya han perdido toda base de apoyo ideological y popular.