jueves, julio 10, 2008

Un Evangelio con Poder de Sanación

Por el Rev. José Eugenio Hoyos

Cada vez que asistimos a la Santa Eucaristía, y escuchamos las lecturas bíblicas, sobre todo el Evangelio, es donde empezamos a sentir que a través del acto Eucarístico y de el Evangelio sale un gran poder, la verdadera combinación de sanación. El Evangelio tiene un poder extraordinario. La palabra de Jesús de Nazaret sana, y sana de verdad al que tiene fe y cree en ella. San Francisco Javier enviaba a su noven acólito a leer un Evangelio a un enfermo y este se curaba; mandó a leérselo a un muerto y este resucitó. Por que Cristo es la verdadera palabra de Dios que nos sana. Sanación por las llagas de Cristo, por su misión y parábolas que alimentan, dan paz y sanan el alma.

El Profeta Isaías nos decía que “Dios descargo sobre El, el castigo que nos sana y con sus cicatrices nos hemos curado.” (Is. 53,5) San Pedro nos recuerda que, “Por sus llagas hemos sido sanados.” (1Pe. 2,24) Hoy por eso podemos orar: Señor escóndenos en tus llagas. Sana este cáncer, en los senos, en el estómago, en la piel, en el colon, en la próstata, en los huesos. Sana ese tumor, esa diabetes, artritis, migraña, depresión, tristezas, dolores de espalda, ese SIDA, esas alergías, etc. Las llagas de la Corona de Espinas de Cristo Nazareno curan las jaquecas, los insomnios, la sinusitis, la ceguera, la sordera etc. El costado del Señor sana la epilepsia, la depresión, el estrés, el Alzheimer, problemas del estómago, el hígado, los riñones y el corazón. Las llagas de las piernas y pies del Señor, sanan a los cojos, a los que tienen problemas con la espalda, las rodillas, los tobillos o la mala circulación. Y las manos del Señor sanan los vientres fríos de las mujeres que no pueden tener hijos, por que sus manos crucificadas abrazan a las futuras madres, calentándoles los ovarios para que sean fuentes de maternidad y puedan participar en el regalo de la vida. Por eso en Cristo empieza a estar sanada nuestra naturaleza herida, y su sanación llega muchas veces de la resurrección gloriosa.

Pero ahora que gozamos de buena salud, escuchemos su palabra sanadora a través del Santo Evangelio que tiene poder de Sanación.

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