Por el Rev. José Eugenio Hoyos
Con los cambios culturales que nuestras familias están viviendo por el proceso de asimilación, economía, inmigración etc., hacemos un llamado para que nuestras familias latinas estén cada vez más unidas. Aunque el 15 de mayo se celebra el Día Mundial de la Familia, las diócesis en Estados Unidos han querido que el próximo 22 de septiembre se constituya a nivel nacional el “Día de la Familia”.
La familia es el mecanismo clave para la formación espiritual de los niños y jóvenes. En cada iglesia debe existir un ministerio dedicado a la vida familiar de la congregación. El ministerio de vida familiar no se tratará de solo defender la voluntad de Dios para cada familia. La Iglesia necesita ser un sitio donde todas las familias se sientan aceptadas y comprendida (familias reconstituidas, madres solteras, abuelos criando a nietos, etc.) También es necesario que la Iglesia tenga respuestas para relaciones que no son saludables. Necesitamos hacer un balance entre la verdad absoluta de Dios y la gracia restauradora de Cristo para aquellos que están en situaciones de relaciones malsanas o que han experimentado quebrantamiento moral durante sus vidas. Debemos madurar nuestra forma de hacer Iglesia para así reflejar nuestro conocimiento.
La Iglesia les sirve a las familias cuando sus enseñanzas son basadas en la Biblia; con mucha frecuencia escuchamos que nuestros padres compartían la hora de la comida en familia y que era una “hora sagrada”. A través del tiempo hemos perdido esta magnífica e importante costumbre, que no sólo hace que los lazos familiares se estrechen, sino que adicionalmente los padres se “conecten” con sus hijos. Es mucho lo que se comparte en la mesa, desde la oración para bendecir los alimentos, hasta las virtudes humanas más sencillas y adicionalmente la oportunidad de que se invite a los jóvenes a compartir sus pensamientos, sueños, alegrías y tristezas al igual que a los padres a hacerlo de la misma forma.
La familia es una de las instituciones sociales más importantes en el mundo hispano. La mayor parte de las actividades sociales, almuerzos, paseos, fiestas, etc., se realizan siempre con la familia. Además de los abuelos, tíos, primos, hay otras personas que forman parte de la familia latina. Estos son los padrinos, los amigos íntimos de los padres a quienes se les llama cariñosamente “tíos”, y los hijos de éstos a quienes se les llama “primos” en algunos lugares. Por eso pasemos la voz de compartir un tiempo precioso con los hijos y que el 22 de septiembre por lo menos le regalemos una hora a la familia.
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