Dentro de nuestras series de reflexiones anteriores hemos tratado de incentivar el trabajo en equipo, la oración antes de comenzar a trabajar, el trabajar con paciencia y pasión y el tomar iniciativas en nuestra vida diaria. El mundo de hoy nos arrastra una vez más a un estrés desenfrenado donde una gran parte de las personas estamos cayendo en un facilismo y una depresión total.
Estamos viviendo la época del internet, del iPhone, del jet, microondas, el control remoto, la energía solar, los televisores plasma, y el chat que ha dejado la telefonía en un segundo lugar. Hemos avanzado de una forma tan rápida que estamos en la expectativa de que será lo próximo. Queremos que todo en la vida funcione tan rápido como las comunicaciones o las computadoras. Nos dejamos presionar por un inmediatismo estresante.
Y está bien que exijamos rapidez a los lentos y los mediocres, pero no hasta el punto de querer en todo una velocidad de transbordador espacial. Por querer ir tan rápido y tan acelerados quemamos iniciativas valiosas e interesantes, no le damos espacio a los procesos de maduración y olvidamos lo importante agobiados por lo urgente. En nuestro “aceleremos” nos olvidamos de aquellos seres humanos que están a nuestro alrededor y que los consideramos incapacitados. Debemos parar nuestra prisa científica y técnica y preguntarnos: ¿Qué estamos haciendo por los demás? Especialmente por los más débiles.
La discapacidad síquica es sinónimo de falta de oportunidades laborales. Casi ninguna de estas personas encuentra trabajo fácilmente. Sin embargo quiero compartir con ustedes un artículo muy interesante de un periódico en Valparaíso, en Chile, donde presentaban iniciativas laborales para insertar a los esquizofrénicos:
“Valentín Núñez nunca ha logrado encontrar un trabajo estable. Su discapacidad síquica no se lo ha permitido.
A sus 48 años busca insertarse en el mundo laboral gracias a una capacitación como panadero en Casa Club, un centro ubicado en Playa Ancha creado para personas con esquizofrenia.
Dicho centro atiende a 26 personas con discapacidad síquica. Además de los programas de rehabilitación, 16 de ellas han sido capacitadas en repostería, amasandería, administración y contabilidad.
Compraron maquinarias para hacer pan y firmaron un convenio con el Hospital Salvador, convirtiéndose en sus proveedores.
La esquizofrenia es un trastorno siquiátrico que incluye cambios profundos en el funcionamiento general de las personas. Pero no impide que, bajo tratamiento, las personas puedan trabajar....
...De esta forma, ingresarán definitivamente al mundo del trabajo, generarán recursos y, lo más importante, darán un paso para demostrar que a pesar de su discapacidad, pueden desempeñarse en el ámbito laboral.”
Todo ser humano con sus limitaciones es de un gran valor ante los ojos de Dios.
1 comentario:
Haceis una gran labor.
Un saludo
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