viernes, septiembre 19, 2008

Todo para mayor gloria de Dios

Por el Rev. José Eugenio Hoyos

“Todo para mayor gloria de Dios” una de las frases más conocidas de San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús (los Jesuitas), y con esa frase dirigía todas sus acciones, palabras y pensamientos: a que Dios fuera más conocido, más amado y mejor obedecido. Era tanto el deseo que tenia de salvar almas que exclamaba: “Estaría dispuesto a perder todo lo que tengo, y hasta que se acabara mi comunidad, con tal de salvar el alma de un pecador”.

Igualmente la frase “para mayor gloria de Dios” fue usada incontable veces por el inmortal compositor Johann Sebastian Bach, quien era muy creyente y tenía muy presente a Dios a todas horas pero en especial en su trabajo. En las hojas de sus sublimes obras ponía las iniciales “JJ”, de la invocación latina “Jesu Juva” (“Jesús me ayuda”). También escribía A. M. D. G. iniciales de “Ad Majorem Dei Gloriam” (“A mayor gloria de Dios”).

Bach era consciente de que su inspiración era un don divino. Un don que él, sin egoísmo, puso al servicio de la humanidad con melodías que son un descanso para el espíritu. Aunque los problemas de cataratas lo dejaron virtualmente ciego, su última composición musical, un preludio coral titulado: “Ante tu trono, mi Señor, yo me mantengo”, fue dictada a su yerno solo unos pocos días de su muerte.

El fue el maestro supremo del contrapunto, fuga, composición musical, melodía, composición de cámara, repertorios para instrumentos solo… la lista no tiene fin. Sus trabajos en solo (para violín y violoncelo) son de tal belleza e inspirados por los ángeles de Dios que lo llevan a una gran perfección de forma que sus secretos nunca han sido divulgados totalmente, ni siquiera por virtuosos en esos instrumentos. Bach fue le mas grande maestro del Barroco y probablemente de toda la música clásica. Cualquier estudiante de música debe comenzar y terminar una investigación de las glorias de la música clásica con él.

En tu labor “ora como si todo dependiera de Dios y trabaja como si todo dependiera de ti”, decía San Agustín. Los ingratos solo se acuerdan de Dios cuando lo necesitan; es nuestra misión como fieles católicos confesar nuestra fe con valentía y gozo y demostrar con celo nuestro amor por Jesucristo.

Como individuos, como naciones, como Iglesia, estamos en gran batalla espiritual. Es nuestro deber de amor usar todas las armas espirituales par a batallar con amor, fortaleza y astucia. La Virgen dijo a la venerable María de Agreda: “Mi hija, no hay palabras humanas que puedan describir el horror del mal que hay en Lucifer y sus secuaces; y como sus dardos están dirigidos a la destrucción del hombre.” Si en tiempo de tentación tenemos la valentía de clamar la asistencia del Arcángel San Miguel, él inmediatamente nos protegerá. Si deseamos tener su protección, debemos imitar sus virtudes, especialmente su humildad y su celo por la gloria de Dios.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Bello escrito Padre Hoyos. J.S. Bach fue en verdad un genio de la música del espiritu.
Cuanto y cuanto en verdad muchos nos olvidamos cada dia, aún durante el desempeño de las mas simples funciones con los mas comunes talentos, que todo debe de ser para y por la Gloria de Dios.
Tal como era el motto de los Caballeros Templarios: “Non nobis Domine, non nobis; sed Nomini tuo da gloriam.”
(Salmo 115: No a nosotros, oh Señor, no a nosotros, sino a tu Nombre da Gloria.) deberia de ser nuestra actitud en la vida. Gracias por recordarnos donde debe de estar centrada nuestra voluntad y gratitud de todo lo que hacemos y logramos.