Por el Rev. José Eugenio Hoyos
Increíble y nos quejamos que no hay dinero, que la recesión económica tocó nuestros bolsillos, que en este diciembre hay que mermar las compras, las fiestas y el estreno de ropa nueva etc. Pero esta sucediendo todo lo contrario, todos los centros comerciales están más llenos que antes y sin equivocarme la cantidad de gente que los está visitando desde que empezó el viernes de las rebajas después del día de Acción de Gracias sigue en aumento. La mayoría de las personas no solo han venido a vitriniar, a mirar o a realizar ejercicios en el mall. Pues la mayoría de personas necesita más que dos manos para llevar la cantidad de paquetes de sus compras que llevan a los hogares. No han venido a ver las decoraciones sino a gastar y a gastar. ¿Será que la recesión económica es solo alerta y los latinos ya estamos enseñados a ella desde nuestra pobreza en nuestros países de origen? Pues nacimos con la recesión y lo que hemos aprendido es vivir el día y gastar lo que tenemos. ¡ pues hoy disfrutemos mañana no sabemos!
No desconocemos que han llegado las fiestas Navideñas, un tiempo hermoso de villancicos, de alegría, de compartir, de visitar la familia pero también de realizar obras buenas. Y la mejor obra que podemos hacer es con nosotros mismos, es el tiempo como nos dicen las Sagradas Escrituras de prepararnos, de cambiar, de reconciliación, de conversión y de ser nuevas creaturas.
No podemos desconocer que en este siglo XXI el ser humano está descontento de si mismo, experimenta una ruptura interior espiritual y existencial. No encuentra fuerzas para continuar con alegría el camino, ni razones para seguir viviendo y luchando en esta vida. Unos tratan de responder a esta situación por medio de terapias, cursos de motivación y superación personal, otros recurren a la cirugía plástica, implantes, cosméticos, aeróbicos, dietas, toda la industria del embellecimiento que promete la fuente de la eterna juventud. Pero lastimosamente hay muchos que envejecieron antes de tiempo, por su pobreza espiritual, sus rostros están llenos de amargura, de tristeza y de negativismo porque todavía no han tenido un encuentro personal con Dios. Más de la mitad de la humanidad necesita el bisturí espiritual de parte de Cristo Jesús en este tiempo de Adviento para encontrar no solo la eterna juventud, sino la vida eterna. Desde ya prepárate a celebrar una Navidad llena de alegría y paz con un cambio espiritual en tu vida.
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