Por el Rev. José E. Hoyos
Washington Hispanic
5 de diciembre de 2008
El pasado fin de semana estuve participando en el XXIX Encuentro Internacional del Nuevo Pentecostés 2008, denominado este año “Señor Jesús, envíanos a evangelizar”, que tuvo lugar en la bella ciudad de Santa Cruz de la Sierra, en Bolivia, del 23 al 30 de noviembre. He venido muy sorprendido por la organización, la calidad de los participantes, la generosidad y la acogida de los bolivianos. Según los medios de comunicación, se dieron cita en toda la semana aproximadamente 45 mil asistentes, peregrinos llegados de Argentina, Perú, Chile, Colombia, Brasil, Paraguay, México y de todas las regiones del país boliviano. Como predicador principal fue un gran honor el poder haber participado en esta gran misión evangelizadora.
Al siguiente día me incorporé a mi trabajo pastoral aquí en la Diócesis de Arlington (Virginia), pues tenía que estar presente en uno de los grandes eventos musicales juveniles esperados por la comunidad católica del área metropolitana: “Buscando Una Estrella Para Jesús 2008”, evento de intérpretes de la canción católica que desde hace varios años ha ido tomando mucha fuerza. Y ¿qué más apropiado para este tiempo, cuando todos los cristianos del mundo nos estamos preparando para celebrar el tiempo de Adviento y recibir a Cristo en nuestros corazones y, como dice el concurso, “buscando una estrella para Jesús.”?
En realidad, el sábado 29 más de 2 mil personas acompañados de barras y porristas, esperaron la decisi&oaacute;n de un estricto jurado experto en música que encontró, entre 18 semifinalistas, a las tres personas estrellas ganadoras de este concurso musical. Los puertorriqueños Anabel Rosado y Jaime Pérez ocuparon los primeros puestos; el tercer lugar le correspondió al boliviano Javier Monje; la voz revelación masculina fue concedida al ecuatoriano Luis Naranjo y como voz revelación feminina a la estadounidense Noemí Solares. Cientos de jóvenes se unieron en gran júbilo para demostrar que también a través de la música religiosa se puede encontrar la paz y el amor entre las naciones.
En este tiempo de Adviento tan fundamental para acercarnos más a Dios, sobre todo en los tiempos sociales, económicos y difíciles que vive la humanidad, hoy los nuevos misioneros debemos llevar el Evangelio de Cristo más allá de las paredes del templo, debemos esforzarnos por ser creativos, más concretos y aterrizados; es decir, debemos poner en práctica la Biblia, ser más sensibles y generosos con los más pobres y buscar más a Dios. Desde ahora vivamos unas navidades más espirituales y seamos con nuestros talentos una estrella para Dios.
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