jueves, abril 16, 2009

Celebremos la fiesta de la Divina Misericordia

Rev. José Eugenio Hoyos

Es muy reconfortante que cada día a las 3 de la tarde muchas personas en el mundo hacen un alto para rezar el Santo Rosario o la novena en honor a la Divina Misericordia. Que bendiciones tan grandes que a través de esta devoción, Jesús en su misericordia se alegra, se goza y envía sus luces preciosísimas de sanación al mundo entero. No podemos olvidar que la novena a la Divina Misericordia comenzó el Viernes Santo y que la gran fiesta será este domingo segundo de Pascua.

Deseo, dijo el Señor a Sor Faustina, que durante esos nueve días lleves a las almas a la fuente de mi misericordia para que saquen fuerzas, alivio y toda gracia que necesitan para afrontar las dificultades de la vida y especialmente en la hora de la muerte. Cada día traerás a mi corazón a un grupo diferente de almas y las sumergirás en este mar de mi misericordia y a todas estas almas yo las introduciré en la casa de mi Padre….cada día pedirás a mi Padre las gracias para estas almas por mi amarga pasión.

Santa María Faustina el 22 de Febrero de 1931, tuvo una visión, con las palabras “Jesús en vos confío. Yo deseo que pintes una imagen que sea venerada, primero en tu capilla y luego en el mundo entero”. “Yo prometo que el alma que venere esta imagen no perecerá, también prometo victoria sobre sus enemigos aquí en la tierra, especialmente a la hora de la muerte, yo mismo la defenderé con mi propia gloria”.

“Los dos rayos indican agua y sangre, el rayo pálida significa el agua que hace las almas justas, el rayo rojo significa la sangre que es la vida de las almas”. “Estos dos rayos salieron de las profundidades de mi tierna misericordia, cuando mi corazón agonizado fue abierto por la lanza en la cruz”


Ojalá que este Domingo a las tres de la tarde todos los cristianos dediquemos la coronilla de la misericordia por la conversión de los pecadores y la paz del mundo entero. Personalmente me comprometo hacer lo mismo y después a consagrar a mi comunidad parroquial y al ministerio de sanación a la medalla milagrosa y a la poderosa Virgen del globo con sus rayos misericordiosos.

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