Rev. José Eugenio Hoyos
Solo párate en la esquina de una calle en pleno centro de New York, Madrid, Londres, Chicago, Bogota, Mexico D.F., Buenos Aires etc. y se dará cuenta que aunque no haya caminado un minuto el tumulto de la gente ya lo habrá movido a usted por lo menos varios centímetros es todo una locura la cantidad de gente que como una gran ola de mar lo puede arrastrar a uno de grandes distancias si la persona se descuida.
Vengo de fuera y he visto muchas personas; iban, venían, corrían, marchaban….las bicicletas corrían, los carros corrían, las motos corrían, los buses y camiones corrían, los hombres corrían, las mujeres corrían, los jóvenes y niños corrían las calles corrían, la ciudad corría….corrían para no perder tiempo, corrían en persecución del tiempo, para atrapar el tiempo, para ganar tiempo.
Todos decimos: hasta luego señor, excúseme no tengo tiempo volver a pasar, no puedo esperar, no tengo tiempo. Me gustaría rezar y hasta ir a misa, pero es que no tengo tiempo. Tu comprendes Señor no tengo tiempo. Soy joven y debo hacer deporte, tengo que charlar con mis amigos, no tengo tiempo Señor, mas tarde será.
He conocido a muchas personas como yo y puedo decir que son mis amigos, ellos se han casado tienen su casa, tienen que arreglarla, no tienen tiempo. Otros ya son padres de familia, tienen sus hijos, no tiene tiempo, y los que ya son mayores, están enfermos, tienen que cuidarse, no tienen tiempo…mas tarde será…ya están agonizando. Ya es demasiado tarde, ya nunca tendrán tiempo.
Así, los hombres corremos persiguiendo el tiempo, Señor pasamos sobre la tierra corriendo, apresurados, atropellados, sobrecargados, enloquecidos, desbordados, estresados, malhumorados y no llegamos a nada jamás, nos falta tiempo, a pesar de todos nuestros esfuerzos, nos falta tiempo, nos llega incluso a falta un horror de tiempo. ¡OH Señor, tu has debido equivocarte en tus cálculos, hay un error general, las horas resultan demasiado cortas, los días se hacen demasiado cortos, las vidas son demasiado cortas y tu Señor , que estas fuera del tiempo, sonreís al vernos batallar con Él.
Pero no conviene perder tiempo malgastar el tiempo, pues el tiempo es un regalo que nos da Dios, es un regalo fugitivo, que no se puede meter en una lata de conservas. Hoy Señor, aunque este en medio de esta multitud en la calle, sacare tiempo para ti, a pesar de que me están empujando te daré gracias por los años de mi vida, las horas de mis días, todas enteras y mías. Dentro del bullicio de la gente, el pito de los autos, y la cantidad de personas hablando entre ellas. Sacare un minuto para que tú me arrastres a tu presencia. Detente! Reflexiona! Cálmate! No andes tan apurado!
1 comentario:
Vida retirada
Qué descansada vida
la del que huye el mundanal ruído
y sigue la escondida
senda por donde han ido
los pocos sabios que en el mundo han sido.
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Fray Luis de León
(1527-1591)
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