Por el Rev. José Eugenio Hoyos
Arlington Catholic Herald
17 de junio de 2010
Este fin de semana en nuestra Diócesis de Arlington varias parroquias del área se lucieron en la gran celebración de la Fiesta Solemne del Cuerpo y la Sangre de el Señor.
En algunos países de Latinoamérica con grandes procesiones, horas santas y vigilias desde el jueves se empezó a conmemorar esta gran festividad de nuestra Iglesia Católica. No podemos ignorar el significado tan importante que tienen la Eucaristía para nuestra fe. La presencia real de Jesucristo, con su Cuerpo, Sangre, alma y divinidad, en la Eucaristía, esta fundada en las mismas palabras de Cristo en la Cena: “Este es mi Cuerpo, esta es mi Sangre”; expresión que es transmitida por los sinópticos de los padres de la iglesia.
Respecto a los orígenes de la celebración del Corpus Christi se remonta al siglo XIII, dos eventos extraordinarios contribuyeron a la institución de la fiesta. Uno de ellos fueron las visiones de Sant Juliana de Mont Cornillon y el milagro Eucarístico de Bolsena – Orvieto.
El papa Urbano IV publico la bula “transiturus” el 8 de septiembre de 1264, en el cual, después de haber ensalzado el amor de Dios expresado en la Eucaristía, ordenó que se celebrara la Solemnidad de “Corpus Christi” en el día jueves después del domingo de la Santísima Trinidad, al mismo tiempo otorgando muchas indulgencias a todos los fieles que asistieran a la Santa Misa y al oficio.
Esta festividad nos ayuda a reabrir el milagro de cada Eucaristía: Jesús sigue haciéndose presente realmente en el pan y el vino, que se convierten en su Cuerpo y Sangre. Los católicos debemos renovar la centralidad de la fe en Cristo Jesús Eucaristía: a quien agradecemos, veneramos y nos ofrecemos en sacrificio, y a quien recibimos como pan de vida eterna. Aquella Primera Comunión de nuestra infancia haya sido el inicio de muchas otras comuniones, de modo que procuremos estar en constante comunión con Cristo, para dar testimonio de su Evangelio.
Hay muchas maneras de manifestar nuestra fe, gratitud y devoción a Jesús Eucaristía con procesiones, altares y alfombras de aserrín de muchos colores. Un ejemplo de ello lo tuvimos en parroquias como San Leo, Santa Bernardita, San James, Nuestra Señora de Lourdes, San Felipe y de forma especial en Nuestra Señora de los Ángeles donde cada ministerio de la parroquia como lectores, Ministros Extraordinarios de la Eucaristía, ujieres, y el grupo de oración, organizaron respetuosos altares. La Eucaristía es el corazón de nuestra liturgia y el alimento de nuestra fe.
Foto: El padre Milton Acevedo en la procesión de Corpus Christi en N. Sra. Reina de los Angeles.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario