Por el Rev. José Eugenio Hoyos
He sido un gran asiduo y lector de los escritos del uruguayo Mario Benedetti. Primero porque nos representa a Latinoamérica y segundo porque sus escritos son versátiles y llegan a todos los lectores y círculos sociales. Su narración no es complicada ni difícil de entender; el pisa duro en el tiempo y nos hace parar firme en el espacio de nuestras vidas.
En uno de sus escritos dirigidos a los jóvenes dice: “a quienes dominan los ardiles políticos, los mass media, las transnacionales, así como a sus servidores profesionales, no les interesa ni les convienen la rebeldía de los jóvenes. Su objetivo es hacer todo lo posible por neutralizarlos. La droga neutraliza, por supuesto, pero también puede neutralizar un tratamiento virulento del deporte, del rock, del alcohol, del vértigo en las carreteras, de la agresividad gratuita. La violencia casi histérica que se produce a menudo en las tribunas de los estadios, en los aledaños de los conciertos de rock, otras convocatorias, en definitiva viene a deteriorar la imagen social de los jóvenes, y, en consecuencia, a desprestigiar sus rebeldías. Eso es lo que se busca y es una lastima que muchos jóvenes caigan en la trampa.
El consumismo y frenética promoción se vuelve un cepo para la juventud. Para extraerse a si mismo de esa trampa buscan salidas. La buscan con inmadurez, con inexperiencia, con frivolidad, pero las buscan. Unos optan por la droga o la violencia, otros por el vértigo, y algunos por el suicidio. Si bien el tan mentado pasotismo es en definitiva un estado de animo, en el fondo es también una forma de suicidio espiritual.
La misión de los decididores multinacionales es la neutralización de los jóvenes, que en otros términos significa amputarles su rebeldía, su capacidad de crítica, su resistencia. La sociedad de consumo ha convertido el dinero en una religión con innumerables feligreses y escaso ateos”.
Y con este pensamiento Benedetti tenía toda la razón. Muchos jóvenes en la actualidad, es por eso que se han dado cuenta que la felicidad no se centra necesariamente en el poseer cosas materiales, sino mas bien llenar los vacíos espirituales que hay dentro de la vida. El joven moderno experimenta cada vez más una necesidad de llenarse, disfrutar y acercarse más a Dios. Las Sagradas Escrituras están tomando una prioridad avasallante ante las nuevas generaciones. La juventud de hoy tiene la palabra y unidos serán escuchados. Para producir un nuevo cambio de actitud juvenil.
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