Por José Eugenio Hoyos
Siempre me he preguntado: ¿Por qué anteriormente cuando éramos muy niños a nuestros padres no les gustaba que lloráramos? Cuando siempre yo he estado convencido que el llorar ayuda a Sanar, personalmente creo que desahogarse llorando es algo maravilloso y hasta bello. El llanto humano representa la realidad y el estado de nuestros sentimientos y rompe toda cadena de frustraciones y de emociones reprimidas.
Cuando lloramos profundamente desocupamos nuestro Espíritu agobiado y deprimido y al final de nuestro llanto experimentamos una gran paz, un gran alivio y mucha tranquilidad.
Un ejemplo de ello, nos lo presentan las Sagradas Escrituras en tres ocasiones Jesús lloró: El lloró por Jerusalén antes de entrar a ella por última vez, fueron lágrimas de impotencia. Lloró también en la tumba de su amigo Lázaro con lágrimas de compasión. Y lloró una tercera vez en el Getsemaní ante los horrores de la cruz, son lágrimas de la pasión. Jesús lloró; no hay nada más consolador.
“Viéndola Jesús llorar a María la hermana de Lázaro y que lloraban también los Judíos que venían con ella, nos dice el Evangelista, se conmovió hondamente y se turbó y dijo”: ¿Dónde le habéis puesto? Le dijeron: “Señor VE y VE”. Jesús lloró (Juan 11, 33-35). Es impresionante ver que Jesús lloró. “Es el Versículo mas breve de todas las Escrituras: dos palabras, pero de cuan misteriosa profundidad”.
Jesús llora porque nos ama y porque hace suyos nuestros dolores y sufrimientos llora por amor y por compasión. Jesús nunca se avergonzó de llorar. Si no se avergonzó de asumir nuestra naturaleza humana, con todas nuestras miserias, mucho menos se iba a avergonzar de derramar lágrimas. Además llorar no es pecado, ni un delito, llorar es un derecho humano.
Todos los seres humanos en algún momento de nuestras vidas hemos derramado lágrimas.
Todos lloramos y me alegra saber que tengo un amigo que lloró también: Cristo Jesús.
Hoy Jesús llora por media humanidad que continua rechazando su invitación; las emociones son buenas, sin ellas apenas seriamos humanos sin ninguna importancia.
Por eso aun llora Jesús. Porque el mundo no ha entendido que el sufre por nuestra indiferencia y falta de solidaridad y porque no queremos comprender que él es la única solución y camino en la vida. ¿Quién de nosotros no ha llorado en un momento de su vida?
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