Por el Rev. Jose Eugenio Hoyos
El avión de la aerolínea Copa salió del aeropuerto internacional de Dulles en Virginia a tiempo, después de esperar por algunos momentos tuve la oportunidad de efectuar mis oraciones de la mañana y desde luego ofrecer el Santo Rosario no solo pidiendo por un buen viaje sino por la gran “Misión y las Jornadas de Alabanza de Fe y Sanación” que nos esperaban en Argentina.
Tuvimos un viaje con variadas y fuertes turbulencias que nos obligaron a la mayoría de los viajeros a continuar en oración. Luego de varias sacudidas llegamos a Panama donde una fuerte lluvia nos recibía. Espere en el aeropuerto por varias horas, camine y tuve la oportunidad de organizar un poco mas mis enseñanzas que tenia preparadas para la Misión y las Jornadas de Sanación en Chajari.
Por unos instantes me concentre en varios capítulos de las Sagradas Escrituras y tuve necesidad de consultar algo por internet, y para mi gran sorpresa la pequeña computadora que había puesto al lado había desaparecido, busque por todos lados y nada. Fui inmediatamente a seguridad en el aeropuerto de Panamá y conté de mi desaparición de mi computadora carismática. Los agentes de seguridad alertaron al aeropuerto buscamos en las cámaras de seguridad y aparecía que cuando yo leía y agache la cabeza una persona que estaba sentada cerca a mi la había llevado. En ese momento pedí al Espíritu Santo que me la regresara, pues allí llevaba parte de mis reflexiones y conferencia para esta misión.
Por fin me comunicaron que tenían a la persona, y que si quería acusarla pero decidí que no pues era una mujer que pedía perdón y reconocía su error.
Para mi lo importante era que ya tenia en mis manos mi desaparecida computadora. Llamaron para abordar el avión para Cordoba, Argentina y en un gran viaje llegamos al siguiente día muy a la madrugada, en el aeropuerto nos esperaba una hermosa delegación encabezada por el Padre Jorge Charreum, Norita, Elena y Hector Laca.
En este primer día me di cuenta que todo lo que viví fue el comienzo de algo maravilloso y espiritual que comenzaba. Ya me sentía feliz de estar en Argentina.
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