Testimonio (Parte II)
En diciembre, luego ya de varias quimioterapias vuelven a hacerme los estudios (resonancia, tomografía) para ver cómo estaba el tumor para operar, ya que al comienzo era demasiado grande. Para sorpresa de los médicos y también el mío el tumor se había reducido tanto que ya no se lo podía ver. Por supuesto el medico continuo con la idea de operar por el tamaño del inicio y la gravedad del cáncer. Fue así que me intervinieron quirúrgicamente analizando cada parte dando la biopsia negativa, ya no quedaban rastros del cáncer de origen en la mama. Aun puedo ver la cara del médico mastólogo sorprendido y maravillado... " doctor, yo puse en manos de Dios mi vida", le dije. "Eso es sin duda lo más importante", contesto.
Luego de la
operación, la recuperación no ha sido fácil, el dolor, las curaciones, los
viajes a Rosario, lejos de mis niños, ellos que seguían demandando mi atención y cada vez
más cuando por unos días los dejaba con sus abuelos o tíos, sin poder hacer
fuerzas, con ayuda lograba alzarlos en mis brazos intentando no noten lo
doloroso que lograba ser (pero tan gratificante al mismo tiempo). Y así he
continuado con el tratamiento como los médicos indicaron, las quimioterapias
que de ser una por semana pasaron a ser cada veintiún días, la radioterapia
(rayos) por la cual debía viajar todos los días a Concepción del Uruguay (dos
horas de viaje de ida y dos de vuelta), se me hacía imposible trasladarme a esa
ciudad siendo mis niños tan pequeños.
Volvía a casa muy cansada, debía hacerme las curaciones ya que mi piel se veía
cada vez más quemada y afectada, lo que podría interrumpir el tratamiento
de rayos, cosa que no podía permitir.
Un año y tres meses
de quimioterapias ininterrumpidas (treinta), operación de mama completa, 25
sesiones de rayos, así termino hoy esta primera batalla contra el cáncer,
sabiendo que la lucha continua.
Seguro no ha sido un año fácil, mi vida ha cambiado por completo, he tenido que dejar de trabajar, lo que disfrutaba plenamente (soy psicopedagoga y maestra especial), haber reducido mi vida social, haber pasado por tantos dolores físicos, acostumbrarme a sentir que el cuerpo tiene otro ritmo, más lento, más cansado. Pero un alma colmada de bendiciones!!!! Un alma llena de amor sintiendo que Dios me ha cuidado y protegido como su verdadera hija, sintiéndome escuchada en cada oración, feliz de levantarme cada día y estar viva!! Viva por dentro, llena de Espíritu, poder disfrutar de mis hijos, verlos crecer, compartir con mi esposo la alegría del día día, el valorar las pequeñas cosas cotidianas, ver la obra de Dios en todo lo que nos rodea, ser libre de corazón, tantas cosas me ha regalado el Señor que imposible no estar agradecida.
Y la batalla contra el
cáncer continua pero hoy doy fe que como el Padre Hoyos escribió en su libro
las sanaciones suceden cuando oramos y nos entregamos a Dios Padre como sus hijos....
y como me ha dicho mis lágrimas son de alegría!!! Gracias Padre Eugenio Hoyos!!!
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