lunes, marzo 02, 2015

Cristo nos da un corazón lleno del Espíritu Santo.

Por Fidel Hurtado-Zapata.


Cuando asistimos a una hora santa, a un retiro o  a un evento Carismático lo primero que se nos pide es que tengamos Fe, creamos que cosas maravillosas va enviar Dios a nuestras vidas, que Oremos y le demos la gloria y la honra a Cristo Jesús. Y que en nuestras alabanzas fluya el poder del Espíritu  Santo para que abra nuestros corazones.
El Poeta Ezequiel nos relata como Dios nos habla “Les daré un corazón nuevo y pondré dentro de ustedes un Espíritu nuevo. Les quitare del cuerpo el corazón de piedra y les pondré un corazón de carne. Infundiré mi espíritu en ustedes para que vivan según mis mandatos y respeten mis órdenes. Habitaran en la tierra que yo di a sus padres, ustedes serán para mí un pueblo y a mí me tendrán por su Dios” (Ezequiel 36 26-30).


San Juan nos recuerda las palabras de Cristo cuando nos dice: “Yo estoy en el Padre y el padre está en mi… y ustedes están en mí y yo en ustedes... si alguien me ama, guardara mis palabras y mi Padre lo amara; y volveremos a Él para hacer nuestra morada en ÉL.” Juan 14, 11 y 20…23).
Y es que desde el Bautismo Dios vive en nosotros: Dios, Padre, Hijo y Dios Espíritu Santo. Dios vive en lo más íntimo de nuestro ser. San pablo amplia este mensaje: “¿Espíritu de Dios habita en ustedes? (1 Co 3-16).

Hoy los Católicos cuando abrimos nuestro corazón al Espíritu Santo entonces allí vive y se mueve Dios. Los encuentros más íntimos y profundos entre Dios y el creyente se dan en esta vida nivel de corazón profundo. Cuando seguimos a Cristo el llena nuestros corazones con la fuerza y el ardor del Espíritu Santo.

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