jueves, septiembre 11, 2008

Recordando el trágico 11 de septiembre

Por el Rev. José Eugenio Hoyos

Nunca se nos borrarán las horribles imágenes de los atentados terroristas en New York y Washington. Cada vez que llegamos al mes de septiembre un día como hoy nos invita a la reflexión, a la oración y a unirnos al dolor de miles de familias que perdieron a sus seres queridos sin ninguna razón ni explicación. Nuestra solidaridad y fraternidad, nuestra oración y fe, las obras y hermandad será lo único que quitara el odio, la violencia y el terror en el mundo.

La humanidad tiene que reaccionar positivamente e invertir una vez más en los valores morales, el respeto por la vida y el entendimiento entre las naciones. Varios de nuestros parroquianos y en especial nuestra diócesis de Arlington sufrieron esta terrible tragedia pues muchos de ellos perdieron a sus familiares en las instalaciones del Pentágono. Todavía sentimos el estruendo ruidoso del vuelo 77 de la compañía aérea American que salió del Aeropuerto Dulles a las 9:30 con destino a Los Ángeles, donde 59 pasajeros a bordo y 125 dentro del edificio de la Inteligencia Militar del Pentágono perdieron sus vidas.

Desafortunadamente este y el ataque a las Torres Gemelas de New York han sido mortales para la seguridad nacional estadounidense. Hoy en día nos preguntamos ¿de qué valió la pena, tanta muerte de personas inocentes? ¿Ha servido para algo estos ataques terroristas? No, todo lo contrario, han dado al mundo una página amarga y obscura donde ya sentimos, como diría el filosofo Tomás Hobbes, que “el hombre es lobo para el hombre”. Se ha construido grandes paredes de desconfianza e incertidumbre, se han limitado la libertad, etc.

Este es un capítulo muy triste que no se debe ni se puede repetir, pues fueron los inocentes los que pagaron las consecuencias. Es por eso que hoy en todas las iglesias católicas nos unimos en oración e igualmente acompañamos a los dolientes a la dedicación del nuevo Monumento del Pentágono (Pentagon Memorial), en homenaje merecido a todas la víctimas. Realizar un homenaje a los fallecidos en estos atentados terroristas es difícil, lo único que nos queda ahora es orar y acompañar a los que sobrevivieron esta tragedia. Ojalá no volvamos a vivir estos momentos difíciles y volteemos la pagina para una nueva historia llena de amor y reconciliación. Que nuestros seres queridos descansen en paz y que Dios los tenga en su eterna gloria.

1 comentario:

Anónimo dijo...

"Que nuestros seres queridos descansen en paz y que Dios los tenga en su eterna gloria."

Amen.