Por el Rev. José Eugenio Hoyos
Preparándome para el XXIX gran “Encuentro Internacional del Nuevo Pentecostés 2008” a celebrarse del 23 al 30 de noviembre en La Mansión de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra en Bolivia con el tema: “Señor Jesús, Envíanos a Evangelizar” reflexionaba sobre cual grupo seria el más difícil para Jesús tratando de llevarles la Buena Nueva y luchando por convertir a tantas personas de aquel tiempo. Y hoy en día a nosotros los sacerdotes y los laicos comprometidos con la evangelización nos tocaría hacernos esta pregunta: ¿A quien nos ha costado evangelizar más; a un ateo, un budista, un musulmán, a un testigo de Jehová o a un católico? Pregúntese usted a quien escogería.
Algunos responderán que a los testigos de Jehová, pues son muy fanáticos y además no están tan centrados en las Sagradas Escrituras. En cambio a un ateo, aunque parezca más difícil, está seguro en lo que cree, solo basta que llegue a una Iglesia cristiana y conozca la presencia y el poder de Dios y los católicos en segundo plano, pues como ya consideran creer en Dios, pero en realidad no lo conocen porque no saben llegar e Él y su confusión religiosa los tiene atrapado creyendo que ya están salvos y que no tienen que prepararse, participar y conocer más la Iglesia única y verdadera fundada por Nuestro Señor Jesucristo.
San Mateo nos presenta a Jesús realizando la misión evangelizadora que el Padre le ha encomendado. “Recorría Jesús toda Galilea, enseñando en sus sinagogas, proclamando la Buena Nueva del Reino y curando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo” (Mt 4, 23). Juan Pablo II el grande, nos ha dicho que la responsabilidad de ser obreros es de “todo el pueblo de Dios”. En este pueblo estarán los “especialistas”, es decir los obispos, los sacerdotes, diáconos, teólogos, pastoralitas etc. Pero siempre será necesaria la presencia de las mujeres y los setenta y dos, es decir de todos nosotros que con más amor y buena voluntad que formación académica queremos ser responsables como bautizados de cumplir la misión.
La renovación de la Iglesia en América no será posible sin la presencia activa de los laicos. Por eso, en gran parte, recae en ellos la responsabilidad del futuro de la Iglesia. Hoy más que nunca hay que volver a RE-EVANGELIZAR pues la humanidad está perdiendo el rumbo, asistimos al deterioro de la dignidad del ser humano, estamos frente a la perdida de los valores, y están en crisis la moral y la ética. La respuesta está en nuestras manos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario