jueves, noviembre 20, 2008

El primer dinero plástico

Por el Rev. José Eugenio Hoyos
Washington Hispanic
21 de noviembre de 2008

¿Quien de nosotros en este siglo de inventos, descubrimientos y donde todo se presenta mas cómodo y facil no ha utilizado una tarjeta de crédito? Ya las tarjetas de crédito se han puesto muy populares en la mayoría de veces para sacarnos de apuros económicos y en general para llenarnos de deudas con intereses muy altos.

Todos sabemos que las tarjetas de crédito existen pero no sabemos como nacieron. En 1949 Frank McNamara salió a comer con su esposa en un restaurante de Nueva York. Disfrutaron la cena y cuando se dispuso a pagar, con gran sorpresa, cayó en cuenta de que había dejado su billetera. Su esposa arregló el problema, pero el se propuso buscar la manera de no repetir esa embarazosa situación.

Fue así como en 1950 creo la tarjeta “Diners Club” en unión con su abogado Ralph Scheneider. Esta primera tarjeta de crédito se ofrece a 200 personas, amigos personales y conocidos. El negocio se expande tan rápidamente que “Diners Club” tiene que cambiar de oficina tres veces. En 1953 la tarjeta de crédito “Diners Club” está aceptada internacionalmente ya que hombres de negocios del Reino Unido, Canadá y México empiezan a utilizar la tarjeta en sus viajes. En 1955 “Diners Club” empieza a cotizar en la bolsa de valores de Nueva York.

En 1957 el fundador Frank McNamara, fallece a la edad de 40 años. En Bulgaria cuando se estaban llevando acabo las conversaciones para establecer una franquicia “Diners Club” y lograr su aceptación en los establecimientos, un policía se personó en varios de los más lujosos restaurantes de Sofía, informando a los propietarios y camareros que muy pronto se presentaría “un trozo de plástico” como medio de pago. “Este plástico es como dinero y como tal debe ser aceptado”, dijo el funcionario. “A partir de ahora vendrán americanos e ingleses a pagar con este plástico y deben ustedes estar muy atentos y escuchar lo que hablan.”

Al ir a cobrar la factura en un pequeño hotel en el lago de Sanabria, un empleado que no conocía bien la tarjeta, consultó al propietario, y este, al ver la tarjeta le dijo al empleado: “Con esta tarjeta, si te quiere comprar el hotel, véndeselo.” Una vez más se comprobó que el problema es una oportunidad cuando se asume con ánimo y creatividad. La necesidad y dificultad no son dos adversarias, son buenas aliadas del cambio y el mejoramiento. En la vida los “problemas” son situaciones exigentes que llegan para despertarnos y movernos. El pesimista los maneja con derrotismo, el optimista los toma como desafíos y crece con ellos. Si decides ver retos en las crisis y lecciones en los obstáculos serás capaz de subir cuando otros ruedan hacia abajo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Tarjetas de credito. Tantas soluciones, tanta conveniencia...tantas economias a la bancarrota.
Una arma de dos filos.