jueves, abril 09, 2009

Como debo actuar en la Pascua

Por el Rev. José Eugenio Hoyos
Arlington Catholic Herald
9 de abril de 2009

Debo vivir la Pascua todos los días del año glorificando y amando a Dios sobre todas las cosas. Cambiando mi vida pasada y tomando una nueva vida resucitada. Levantándome cada día dándole gracias a Dios por la vida, la familia, el trabajo, los amigos, etc.


Nunca tomes en vano las cosas cercanas a tu corazón, aférrate a ellas como te aferras a la vida, pues sin ellas la vida no tiene sentido. No permitas que tu vida se resbale por tus dedos, viviendo en el pasado o viviendo en el futuro, vive tu vida un día a la vez y podrás disfrutar todos los días de tu vida.

No te rindas cuando aún no tienes algo que ofrecer, nada es realmente en vano hasta el momento en que tu decides dejar de intentarlo. Es un hilo muy frágil lo que te une a los otros. No tengas miedo de encontrar riesgos, ya que con ellos aprendes a vivir.

No rechaces tus sueños, si no tienes esperanza no tienes un propósito. No corras por la vida tan rápido que olvides no solamente donde has estado sino hacia donde vas. La vida no es una carrera, sino una jornada para ser disfrutada con cada paso que des, con cada sorbo de aire que inhales, con cada experiencia vivida.

Lo que tú necesitas desde ahora en adelante es: un borrador, para borrar tu historia de todo lo que te haga daño. Un detergente, para quitar las manchas de las máscaras que puedes estar usando a diario, unas tijeras para cortar todo aquello que te impide crecer, un pájaro para que te enseñe a volar alto y cantar con libertad, un frasco transparente para conservar las sonrisas y sin tapa para escuchar su alegre sonido, unos lentes correctores de la visión de la vida que te permitan observar con amor al prójimo y a la naturaleza.

Unas agujas grandes, para tejer sueños e ilusiones. Un cierre, que te permita abrir la mente cuando desees encontrar respuestas, otro para cerrar tu boca cuando sea necesario y otro para abrir tu corazón.

Los zapatos de la ética y la moral, para pisar firme y seguro por donde quieras que vayas. Una balanza, para pesar todo lo vivido y todo lo experimentado; un espejo, para admirar una de las obras más perfectas de Dios: ¡Tú! ¡Bendiciones!

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