Por el Rev. José Eugenio Hoyos
Cuando llegamos al Viernes Santo es en realidad un día diferente a todos, un día solemne, triste, donde casi siempre o llueve o el atardecer tiene su misterio; y es pura verdad pues el Viernes Santo presenta al mundo cristiano el drama triste y trágico de la Crucifixión del Mesías; Cristo el Nazareno. Siempre el Viernes Santo trae a nuestra memoria la figura de la Cruz, la Pasión de Cristo y el Santo Sepulcro lleno de dolor y acompañado de sufrimiento y de llanto. La Cruz gigante de madera se presta ante el mundo de hoy con la crueldad del hombre que la edifica y de los verdugos que crucifican a los inocentes para dar cumplimiento a leyes injustas e inhumanas. Pero la Cruz de Cristo en el calvario sigue en pie como signo de salvación y de esperanza. Con la Pasión de Jesús según el Evangelio de Juan, contemplamos el misterio del crucificado, con el corazón del discípulo amado, de la Madre y del soldado que le traspasó el costado. Del corazón de Cristo brota sangre y agua. La sangre de la redención, el agua de la salvación. La sangre es signo de aquel amor más grande, la vida entregada por nosotros, el agua es signo del Espíritu, la vida misma de Jesús es ahora, como en una nueva creación derramada sobre nosotros. Cada Viernes Santo volvemos a vivir la Crucifixión de Cristo quisiéramos que este episodio doloroso no hubiera ocurrido. En diferentes países del mundo se efectúan en vivo la crucifixión de Cristo basta recordar las mas famosas como en las filipinas, Perú, México, Colombia, El Salvador, Guatemala y en el área metropolitana de Washington; en la Iglesia de San Camilo en Silver Spring, Maryland; San Antonio de Padua en Falls Church, y en la Iglesia de Santa Rita en Alexandria en Virginia. Después todos los lugares en Latinoamérica y sobre todo en España se empiezan la Procesión del Santo Entierro o el Santo Sepulcro. “José de Arimatea acudió a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús y lo envolvió en una sabana limpia; después lo puso en el Sepulcro nuevo excavado para Él mismo en la roca rodó una losa grande a la entrada del Sepulcro y se marcho” (Mateo 27, 59-60). Ojalá que al paso del Santo Sepulcro sintamos en nuestros corazones un deseo de conversión, que el Santo Sepulcro nos invite a morir el hombre viejo carnal para que nazca el hombre nuevo espiritual. Ayúdales a los Nazarenos a cargar no solo la cruz sino el pesado Santo Sepulcro de madera.
1 comentario:
'...que el Santo Sepulcro nos invite a morir el hombre viejo carnal para que nazca el hombre nuevo espiritual."
Si no llegan a entender nada del complejo ritual y ceremonial y creencias del mundo catolico/cristiano, solo les basta recordar las previas palabras. Ahi esta la clave de TODO.
Ese es el unico y principal objetivo y resumen de la mision y ensenanzas de Jesus-Cristo.
(Jesus,la persona. Cristo, el ministerio).
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