Por el Rev. José Eugenio Hoyos
Arlington Catholic Herald
29 de abril de 2010
Hace más de 40 años mi abuelita nos decía: ‘hay hijitos, este mundo está cada vez más loco, con las patas al revés y muy confuso?’ mi abuelita murió a los 90 años de edad hace 30 años y pensando en sus palabras yo me pongo a pensar y ¿Qué diría mi abuelita si estuviera viva con 120 años de edad? Yo creo que ella estaría asustada, horrorizada y super confundida. Pues cada vez más tenemos un mundo que vive en una completa turbulencia. Y a todos nos tiene en alerta: huracanes, terremotos, calentamiento global, crisis económica mundial, escándalo en la Iglesia por sacerdotes pederastas, persecución a la Iglesia, irrespeto y ganas de llevar a los tribunales al sumo Pontífice, falta de fe y deterioro de los valores; pareciera que el mundo no tuviera freno.
Pero a pesar de todo esto siempre en algún lugar se siente la presencia de Dios diciéndonos que no todo está perdido ni se está acabando pues Él esta con nosotros en la oración, Eucaristía y en su amor infinito y que no hay que perder la esperanza que con su poder y el del Espíritu Santo todo vuelve a renacer y la humanidad a necesitar de Dios.
En diversas situaciones que se nos presentan en el diario caminar, necesitamos una sabiduría superior a la humanan para poder de este modo llegar a resolver acertadamente los interrogantes que la vida nos presenta y para actuar con la justicia de Dios. Hoy la humanidad empieza a reaccionar y a buscar más a Dios. Pongamos en práctica esta invitación que nos hace Jesús: “busca primero el Reino de Dios y su justicia y lo demás vendrá por añadidura”. Así que, no os afanéis por lel día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal (Mateo 6:30).
Yo estoy más que seguro que si mi abuelita viviera con este tipo de acontecimientos y un mundo loco, ella seguiría siendo una creyente fiel a la Iglesia Católica, pues sus oraciones y formación religiosa eran firmes como la roca y fundada en la fidelidad al magisterio de la Iglesia. Dios nos manda a que tengamos valor y firmeza, a no tener miedo porque Dios asegura que nada malo va a pasar. La fe católica y la confianza en Cristo no son para los cobardes, hay que poner nuestra firmeza en Jesús que es nuestra verdadera roca.
Dios nos ha dado un mapa sacramental para construir la vida, es algo que necesitamos leerlo e interpretarlo bien como el ingeniero o el arquitecto que quieren construir una gran obra. Así Jesús está construyendo en nosotros un reino de paz y amor para que cuando Él nos llame sepamos cual es el verdadero camino y encontrar ese reino prometido.
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