Por el. Rev José Eugenio Hoyos
Washington Hispanic
30 de abril de 2010
Nuestra comunidad inmigrante es una comunidad que siempre se ha destacado por su continua lucha, por su gran trabajo, con humillaciones, desprecios y muchas veces ignorada. Pero con tesón y fe ha levantado la cabeza y con gran constancia y perseverancia ha salido victoriosa y ha triunfado con éxito en todos los proyectos que se propone.
Dentro de los hispanos siempre hay un deseo de superación, no nos doblegamos al trabajo por muy difícil que sea. La diferencia entre el éxito y la victoria consiste en que el primero se construye sobre la propia visión, aquella que uno se crea; mientras que la segunda, surge de la visión que Dios tiene para usted, y se edifica sobre un proyecto de felicidad, pasión, ganas y muchas garras. Lo cual se va plasmando en la medida en que usted responda a las gracias e inspiraciones de Dios. El corazón del cristiano debería estar suficientemente sano y equilibrado para poder triunfar, a fin de que Dios sea su único tesoro; Mt 6, 21: ‘Donde está tu tesoro, allí está tu corazón’.
A lo largo de la historia encontramos miles de personas que pueden servirnos para reflexionar y ver que, cuando el éxito y la prosperidad no se apoyan en las bendiciones de Dios ni están en su voluntad, es como un gigante con pie de barro que termina desmoronándose. Es por eso que no nos deja de sorprender personas que empezaron de cero o vinieron a los Estados Unidos sin un dólar y a punta de fe y trabajo ahora son millonarios y llevan una vida cómoda.
En 1923 un grupo financiero de los más destacados del mundo se reunió en un hotel de Chicago en los Estados Unidos. Allí se dieron cita todos los presidentes de grandes compañías como la Bolsa de Valores, Banco Internacional de Convenios, y el jefe de monopolio económico más grande del mundo en ese tiempo. Juntos, estos magnates del mundo de los negocios, controlaban más riquezas que la tesorería de los Estados Unidos. Por años los medios de comunicación habían estado publicando y hablando sobre el éxito en la vida de estos prominentes hombres. Habían sido puestos como ejemplo, para que todos les siguieran, especialmente la juventud de los Estados Unidos. Estos hombres estaban en la cumbre del éxito de este mundo.
Para ser bendecidos y tener prosperidad en los negocios hay que confiar en Dios.
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