Por el Rev. José Eugenio Hoyos
Una de las muchas formas para tener un encuentro personal con Dios es abrir el corazón a Cristo, por medio de la oración, a través del amor y la caridad hacia los demás.
Los hombres que deseen volar alto no necesariamente tienen que tomar un avión y trasladarse a otra ciudad o contienen, ni tampoco tener grandes alas para conocer el firmamento.
A través de los años y con la experiencia que tengo dentro de la Iglesia he visto personas volar muy alto. Esas personas lo han hecho porque se han dejado “llenar del Espíritu Santo”. Y saben por que? Por que viven en una dimensión diferente de la nuestra, y que nosotros estamos preocupados por las cosas materiales, nos aferramos por una agenda perfecta y un horario estricto, estamos tensionados y nerviosos por cosas que no tienen importancia. Son personajes llenos del Espíritu Santo que empiezan a volar alto por encima de los problemas de la vida, sin importar las adversidades y los obstáculos, pues se van acercando a una vida espiritual mucho más sólida que las personas común y corrientes.
Son personas fascinantes que adquieren el vuelo de las aves. Los seres humanos desde los orígenes del universo han querido imitar a los pájaros. Reconocemos que no tenemos alas y por esa razón el hombre con su inteligencia han fabricado aparatos que nos han transportado a lugares distantes y hasta otros planetas. El hombre moderno puede volar alto si deja atrás el afán y la ansiedad (Mt. 6: 25-34) y se deja llevar de las manos de Dios y en lo alto no se deja caer porque sigue la mirada de Dios. Mirad las aves del cielo y los lirios del campo (V.V. 26-29). La contemplación de las aves nos demuestra que quien las alimenta viste y sostiene es Dios.
Una de las muchas formas para tener un encuentro personal con Dios es abrir el corazón a Cristo, por medio de la oración, a través del amor y la caridad hacia los demás.
Los hombres que deseen volar alto no necesariamente tienen que tomar un avión y trasladarse a otra ciudad o contienen, ni tampoco tener grandes alas para conocer el firmamento.
A través de los años y con la experiencia que tengo dentro de la Iglesia he visto personas volar muy alto. Esas personas lo han hecho porque se han dejado “llenar del Espíritu Santo”. Y saben por que? Por que viven en una dimensión diferente de la nuestra, y que nosotros estamos preocupados por las cosas materiales, nos aferramos por una agenda perfecta y un horario estricto, estamos tensionados y nerviosos por cosas que no tienen importancia. Son personajes llenos del Espíritu Santo que empiezan a volar alto por encima de los problemas de la vida, sin importar las adversidades y los obstáculos, pues se van acercando a una vida espiritual mucho más sólida que las personas común y corrientes.
Son personas fascinantes que adquieren el vuelo de las aves. Los seres humanos desde los orígenes del universo han querido imitar a los pájaros. Reconocemos que no tenemos alas y por esa razón el hombre con su inteligencia han fabricado aparatos que nos han transportado a lugares distantes y hasta otros planetas. El hombre moderno puede volar alto si deja atrás el afán y la ansiedad (Mt. 6: 25-34) y se deja llevar de las manos de Dios y en lo alto no se deja caer porque sigue la mirada de Dios. Mirad las aves del cielo y los lirios del campo (V.V. 26-29). La contemplación de las aves nos demuestra que quien las alimenta viste y sostiene es Dios.
Hay que depender de Dios que es el único en la vida que nos impulsa a que comencemos a volar alto. Con Dios todo es posible, déjate lanzar al infinito espiritual y experimentaras cosas maravillosas.
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