Asistí a la Misa de Sanación con mi esposo y en compañía de
algunos amigos y que bendición más grande, que alegría sentir la presencia y el
amor de Dios. Esta vez no por un motivo propio; pues bendito Dios mi familia y
yo nos encontramos súper bien y Andrés sigue en el proceso de recuperación;
esta vez hubo dos personas que tocaron y arrugaron mi corazón y por los cuales
me uní en Oración, en deseos de sanación y liberación, de suplicas al
todopoderoso, porque cuando los médicos dicen que no hay nada que hacer: Dios
dice aquí estoy yo, señor de señores, rey de reyes y medico de médicos, Amen.
Me toco el corazón ver tantas personas necesitas de Oración,
por ejemplo una chica hermosa pasando por un duro proceso de cáncer en el seno, un señor joven
postrado en una silla de ruedas, otro joven con tumores cancerosos en el
cerebro, donde podíamos presenciar el dolor y el sufrimiento inmenso de una
esposa, su hijo y familiares! Pero todos los enfermos que pasaban a pedir Oración
se les notaban la Fe y la fuerza de recibir el Espíritu Santo en este Pentecostés.
Comprobé una vez más la cantidad de personas que padecen cáncer,
cuantos enfermos; pero también cuantas personas buenas que asisten a estas Misas
a compartir sus Oraciones y alabar a Dios.
Fue una hermosa experiencia, me pude dar cuenta que la misericordia de Dios es inmensa y que las Misas de Sanación traen mucha paz, consuelo, solidaridad y en ellas podemos ver el poder de la Eucaristía.
Fue una hermosa experiencia, me pude dar cuenta que la misericordia de Dios es inmensa y que las Misas de Sanación traen mucha paz, consuelo, solidaridad y en ellas podemos ver el poder de la Eucaristía.
Gracias Señor por darme la oportunidad de sentir tu presencia
en mi vida. Amen.
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