lunes, noviembre 10, 2008

Mi cielo pequeñito sobrenatural

Por el Rev. José Eugenio Hoyos

Desde nuestro querido planeta tierra vamos forjando caminos derechos que con nuestro cumplimiento de los mandatos de Dios nos lleva al tan deseado cielo y otros caminos en verdad muy torcidos, rocosos, dificultosos que nos llevan a un mundo de tinieblas. De verdad que con nuestras actitudes vamos abriendo brechas y descubriendo sendas que iluminan con alegría nuestras vidas, que hay que cuidarlo y cultivarlo con muchas vitaminas espirituales.

Aunque usted no lo crea querido amigo(a) el cielo tiene una línea abierta para las emergencias, las 24 horas del día. Dios quiere que le pidas ayuda para superar cualquier tentación o dificultad. El dice “llámame cuando estés angustiado: yo te libraré y tu me honrarás” (Salmos 50:15). Las Sagradas Escrituras nos garantizan que nuestro clamor por ayuda será oído porque Jesús se solidariza con nuestras luchas. Él enfrentó las mismas tentaciones que nosotros, “Él entiende nuestras debilidades, porque Él enfrentó todas las mismas tentaciones que nosotros, sin embargo, Él no pecó” (Hebreos 50-15).

Si Dios está esperando para ayudarnos a derrotar la tentación ¿Por qué no nos volvemos a Él más a menudo? A decir verdad, ¡a veces no queremos que nos ayude! Preferimos ceder a la tentación aunque sabemos que es malo. En ese momento pensamos que sabemos lo que es mejor para nosotros más que Dios. En otros momentos nos avergonzamos de pedirle ayuda porque seguimos cediendo a la misma tentación una y otra vez. Pero Dios nunca se irrita, no se aburre ni se impacienta cuando seguimos recurriendo a Él. La Biblia dice: “Por lo tanto tengamos confianza y acerquémonos al trono de Dios, donde hay gracia. Allí recibiremos misericordia y hallaremos gracia para ayudarnos exactamente cuando la necesitamos” (Hebreos 4:16). El amor de Dios es eterno y su paciencia es para siempre.

Cuando me pongo a reflexionar de cómo será un pedacito de cielo me encanta escuchar la canción de Jaci Velazquez “Un Lugar Celestial” que en realidad nos transporta al cielo:


Hablando del amor del mundo y del dolor
Yo miro el cielo y pienso en Ti
Desde allá un mundo nuevo para mi sueño, un cariño
Limpio y natural, un cielo abierto para la verdad
Cierro los ojos y Te siento bien con Tu luz del sol en mí ser
Hablarte sin mentir pensarte sin fingir saber que Tú eres
Mi Dios, seguirte a donde vas estar donde Tu estás
Vivir tan solo por Tu amor un lugar celestial
Nuestro cielo pequeñito sobrenatural un lugar celestial, etc...


El propósito de Dios está por encima de nuestros problemas, de nuestro dolor o incluso de nuestro pecado. Dios quiere y nos invita as que experimentemos ese lugar celestial, lleno de muchos colores y lleno de muchas luces de esperanza.

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