Por el Rev. José Eugenio Hoyos
Arlington Catholic Herald
19 de marzo de 2009
Es posible que nos sorprenda el titulo del retiro en República Dominicana, pues cuando nos mencionan ese país pensamos en las playas, los sitios turísticos y sobre todo en Punta Cana.
Pero no fue así ni ocurrió en ninguna playa, ni las vi desde el avión, ni al aterrizar, ni al despegar porque estaba completamente nublado.
Llegue al aeropuerto de Santiago para dar un retiro espiritual por la Diócesis de La Vega, desde el comienzo acepté porque eran solo 3 días, me preparé para un grupo pequeño y normal, pensando en un salón parroquial o en un auditorio. Pero para mi gran sorpresa se iba a realizar en el estadio olímpico de béisbol de la ciudad de La Vega ya famoso por los grandes eventos entre ligas que se realizan anualmente.
Y para acabar de gustarme se esperaban cerca de 20 mil personas. Ay Dios mío, fue mi exclamación por qué dije que sí, por qué acepté… al final se lo dejé al Espíritu Santo que Él me guiara y que me iluminara. Cuando llego el momento el retiro comenzaba a las 9 de la mañana y desde las 6 de la mañana la gente empezó a ingresar al estadio llenando en su totalidad las graderías.
Después de las alabanzas, las plegarias, el Santo Rosario y otras oraciones, empecé con las Sagradas Escrituras, en los Hechos de los Apóstoles 3, 1-8: “Pedro y Juan subían al templo a la hora de la oración, hacia las tres de la tarde. Había allí un hombre paralítico de nacimiento, a quien todos los días llevaban y colocaban junto a la puerta hermosa del templo para pedir limosna a los que entraban. Al ver que Pedro y Juan iban a entrar en el templo, les pidió limosna. Pedro y Juan lo miraron fijamente y le dijeron: míranos. El los miró esperando recibir algo de ellos. Pedro le dijo: no tengo plata ni oro; pero te doy lo que tengo: en nombre de Jesucristo Nazareno, echa a andar. Y tomándolo de la mano derecha, lo levantó. En el acto sus pies y sus tobillos se fortalecieron, se puso en pie de un salto y comenzó a andar. Luego entró con ellos en el templo por su propio pie de un salto y comenzó a andar. Luego el pueblo lo vio andar y alabar a Dios.”
Lo que más me impresionó de este retiro espiritual fue la manifestación multitudinaria de fe, pues cerca de 20 mil personas se hicieron presentes sin importar muchos de ellos de estar de pie con temperaturas bastantes altas y una insoportable humedad. Fue un encuentro de oración y recogimiento como igualmente un compartir Eucarístico de gran poder. Tuvimos también la oportunidad de llevar el mensaje de esperanza y de reevangelización como lo mandan los documentos de Aparecida en Brasil. Allí en República Dominicana empezamos este proyecto pastoral visitando las zonas marginales y más pobres de la región. Y finalmente visitamos los hogares de los niños huérfanos del Padre Fantino. Fue un momento de compartir una misma misión y una misma Iglesia evangelizadora.
Fotos: Padre Hoyos predicando; con el Padre Chelo y las monjitas; ayudando un residente en el hogar de huérfanos del Padre Fantino.
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