Por el Rev. José Eugenio Hoyos
Las personas a menudo se equivocan cuando piensan que el mejoramiento personal es sólo en lo estético y en lo exterior. Pero hay una fase que es sumamente importante y central como es el interior. Hay que hablar a todos de salud, de vida espiritual, felicidad, prosperidad y hacer que los demás sientan siempre algo bueno en ellos. ¿Por qué será que en esta sociedad actual a muchas personas les cuesta tanto cambiar o superarse? Hay que mirar el lado luminoso de la vida, actuemos con optimismo, pensar sólo en lo mejor y esperar lo mejor.
Estamos viviendo una crisis de valores y una decesión económica. Lo internaste de las crisis económicas, por ejemplo, es que nos hacen más propensos a asumir esas perdidas, simplemente porque tenemos menos probabilidades de evitarlas. Sin embargo, las personas, organizaciones y países son especialmente hábiles en hacerse inmunes al cambio, incluso en época de crisis. Y el mecanismo más utilizado para ellos es el proteccionismo, en sus diversas formas: comercial, para aislarnos de la tormenta externa, social; para mantener la gente tranquila, para poder culpar a otros. Es natural y comprensible que esto ocurra, pero debemos ser conscientes de que, al hacerlo, estamos perpetuando el statu quo, renunciando a impulsar ciertos cambios que pueden ser importantes.
El problema básico reside en que la mente humana es aún muy primitiva, no ha evolucionado lo suficiente para pasar de un automatismo retrasado a un racionalismo verdaderamente progresista. Hay entonces que ser tan entusiasta del éxito de los demás como del tuyo propio, olvidar los errores del ayer y luchar por las metas del mañana. Prométete sonreír más y dedicar tiempo a tu mejoramiento personal y a tus seres queridos. Ser suficientemente generoso, firme y tolerante para combatir la pesadumbre, el miedo y la ruinada; ser feliz y dar felicidad. Son promesas de mejoramiento personal que conducen al puerto de la felicidad cuando se convierten en compromisos de vida. Así sembrando lo mejor, recogemos lo mejor. No nos contentemos con la educación que hemos recibido, ni con el trabajo que nos han puesto a ser. Supremos y aspiremos a subir altos escalones.
Todo ser humano está lleno de muchísimos talentos. En los momentos difíciles, de desgano o de depresión siempre un rayo de esperanza invita a preguntarnos ¿saldrá el sol hoy para mí? Por supuesto que sí el sol siempre sale después de las tormentas. Todo está dentro de tí si quieres progresar: es la lámpara maravillosa.
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