viernes, marzo 13, 2009

San Pablo y los jóvenes: ¡pensad en grande!

Por el Rev. José Eugenio Hoyos

Hoy se necesitan jóvenes que entonen el himno al amor y lo vivan en lo cotidiano, aplicando estos criterios al estudio, al trabajo, al noviazgo, a la amistad, a la pareja…Se necesitan jóvenes capaces de entregarse, sin retaceo, a la misión descubierta, elegida y aceptada, y que no bajen los brazos, aunque se haga largo el camino. Se necesitan jóvenes apasionados por la comunicación para que los medios actuales sean puestos al servicio de la promoción humana y al crecimiento de la persona y de la sociedad.


Desde la conversión de San Pablo el entendió que el ministerio sin la juventud era incompleto, que había que llamar a los jóvenes para que estos fueran los heraldos y pregoneros de la Buena Nueva de Cristo Jesús. En Timoteo 4, 12, 16 dice: “Que nadie menosprecie tu juventud, procura, en cambio, ser para los creyentes modelo en la palabra, en el comportamiento, en la caridad, en la fe, en la pureza. Hasta que yo llegue dedícate a la lectura, a la exhortación, a la enseñanza, no descuides el carisma que hay en ti, que se te comunicó por intercesión profética mediante la imposición de las manos del colegio de presbíteros. Ocúpate en estas cosas; vive entregado a ellas para que tu aprovechamiento sea manifiesto en estas disposiciones, pues obrando así te salvarás a ti mismo y a los que te escuchen.”

Queridos jóvenes no tengan miedo de abrir sus corazones a Cristo Nuestro Señor. El Papa Juan Pablo II en la homilía de la Santísima Trinidad se refirió a los jóvenes diciéndoles: “Con san Pablo os digo: ‘Trabajad por vuestra perfección’. Una invitación tan exigente supone en los destinatarios la capacidad de entusiasmo. ¿No es ésta una característica típica de vuestra edad? Por eso, os digo: ¡pensad en grande! ¡Tened la valentía de ser atrevidos! Con la ayuda de Dios, ‘trabajad por vuestra perfección’. Dios tiene un proyecto de santidad para cada uno de vosotros….Estad dispuestos a proseguir por el camino de la nueva evangelización, entrando con la cruz victoriosa de Cristo en el tercer milenio. ‘Tened un mismo sentir’. Queridas familias y especialmente vosotros, queridos esposos jóvenes, aceptad esta invitación a la unidad de los corazones y a la comunión plena en Dios.”

El Papa Benedicto XVI dijo también a los jóvenes: “Los años que estáis viviendo son los años que preparen vuestro futuro. El “mañana” depende mucho de cómo estéis viviendo el “hoy” de la juventud. Ante los ojos, mis queridos jóvenes, tenéis una vida que seamos que sea larga; pero es una sola, es única: no la dejéis pasar en vano, o la desperdicies. Vivid con entusiasmo, con alegría, pero, sobretodo, con sentido de responsabilidad.” San Pablo como símbolo de conversión es un gran ejemplo para los jóvenes de hoy en día.

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