Por el Rev. José Eugenio Hoyos
Miles de los asistentes que participaron en nuestro gran retiro este fin de semana regresaron a sus hogares glorificando y testimoniando que Jesús estuvo grande entre todos. Su poder Eucarístico penetró nuestros corazones y sanó nuestras heridas y enfermedades.
En cada retiro Dios sabe poner todas las cosas en orden pues muchos de los comentarios que pudimos escuchar es que este retiro se le puede llamar el gran retiro de la Reconciliación, no solamente por la cantidad de personas que vimos haciendo fila para recibir la sanación al Sacramento de la Penitencia, sino por todas las manifestaciones que se dieron con fuerza en la predica del Padre Martín Ávalos y las alabanzas del Ministerio Dei Verbum.
Un lleno total de asistencia, pero personas radiantes de alegría y con ansias de tener un encuentro personal con Dios. Encontramos personas que hacia mucho tiempo se habían alejado de la Iglesia y habían venido o por curiosidad, o por fe u obligados por sus seres queridos.
Se sentía un gran gozo y una suave brisa de paz. Dos días llenos de el Espíritu Santo y que interesante comenzar una preparación profundas desde la Ascensión hasta la gran fiesta que se nos aproxima de Pentecostés. Y sin negarlo este ha sido un Pentecostés adelantado como regalo y premio para aquellos cristianos que se adelantan en adoración Eucarística y en seria oración.
Fue muy placentero escuchar por los pasillos a enfermos atestiguar que entraron en el retiro con bastón y muletas y al pasar el Santísimo al frente de ellos sintieron gran escalofrío y sudor en su cuerpo y ahora pueden caminar sin ayuda de estos instrumentos. O como Marina Aguilar que venia sufriendo e una artritis severa donde casi no podía mover las manos pues cuando lo intentaba pareciera que fuera miles de alfileres que se le clavaban en sus manos y para gloria y honra de Cristo hasta las puede levantar ahora para cantar la alabanza de “sendas” o “acabo de ver a Cristo” sus canciones favoritas. Los testimonios siguen y estoy seguro que en las semanas que siguen cada grupo de oración se llenaráde gozo al escucharlos. ¡Gloria a Dios, Amen, Amen y Amen!
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