Rev. José Eugenio Hoyos
Boletín Interparroquial
1 de febrero de 2009
No importa tu edad, es tiempo de preguntarte: ¿Eres realmente feliz? ¿Estás satisfecho de la forma como tratas y te trata la vida? Una urgencia de la vida es encontrar dentro de tí muchas razones para vivir, no fuera de ti mismo. Ponerlas fuera es bien riesgoso porque dependes de los otros y de realidades sobre las cuales no tienes control.
Por eso, ve a la esencia de la vida, y no levantes la frágil estructura de tu felicidad sobre motivos externos. Si lo haces te quedas sin salida y con el alma rota cuando un ser muere o se aparta de tu vera. Como la señora que le dice a un psiquiatra: “Estoy deprimida porque mi esposo murió y mis hijos ya viven fuera.” Otros piensan en el suicidio al dejar un cargo, al jubilarse, antes un revés económico o debido a un desamor o una traición. Todos ellos se identifican con lo que no son y al descuidar su alma, ferian la misma vida.
Ojo: Tu no eres un palo, una roca, ni un cuerpo, eres un espíritu de paso. Cifra tu felicidad en amarte y amar, no en el apego a los que dices amar ni a realidades externas y pasajeras. Ora con fe, crea espacios de paz, siente a Dios en tu alma y cree que Él siempre está contigo. Motívate con buenas lecturas y toma como modelos a seres especiales que jamás se rindieron como Jesucristo, los mártires, los profetas, Teresa de Calcuta y miles de Santos(as).
Vive el instante con la certeza de que todo llega en su momento justo, cuando es, ni antes ni después. La esperanza es tu fuerza, pero te pide actuar e insistir. Esperar con los brazos cruzados es claudicar de antemano. Esperar bien es buscar con ahínco lo que anhelas, es perseverar en el intento y creer sin rendirte. Mucho ánimo, aférrate a la oración y déjate abrazar de nuestra madre la Virgen María.
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