Por el Rev. José Eugenio Hoyos
Boletín Interparroquial
28 de septiembre de 2008
¿Cómo no creer en los ángeles y arcángeles si ellos están por todas partes? Se sienten, se pueden ver, están dentro y fuera dirigiéndonos, protegiéndonos y ayudándonos, cercanos a nosotros, los mensajeros del cielo por medio de los cuales el Señor manifiesta su voluntad a los humanos y aquellos cuya presencia trae al hombre paz, consuelo o ayuda. Los ángeles y arcángeles han sido llamados las “herramientas” de Dios, a través de las cuales el supremo opera en el universo, pues su dominio no es solo la tierra sino también los otros planetas y estrellas.
Así como encontramos en el Antigua Testamento a un ángel deteniendo la mano de Abraham, que se aprestaba a sacrificar a su hijo para honrar supuestamente a Dios, o a Jacob luchando con un ángel, luego de haber visto en sueños una escalera por la que ascendían y descendían ángeles conectando el cielo con la tierra, o en el Nuevo Testamento, al Ángel de la Anunciación a María, o al que velaba en el sepulcro tras la resurrección de nuestro Señor Jesucristo. Las Sagradas Escrituras mencionan el nombre de solo tres: Miguel (Ap. 12, 7), Gabriel (Lc. 1,19, 26), Rafael (Tobit 12,15) -- Miguel “Quien como Dios” venció y expulso a Satanás del cielo, Gabriel "el que gobierna o mensajero de Dios”, y Rafael "el que cura o sana.” El arcángel está cercano a los hombres para aliviarlos en su dolor y sufrimiento.
Hoy necesitamos al Arcángel San Miguel como remedio a los espíritus infernales que se han desencadenado en el mundo moderno. Somos llamados a invocar y buscar la ayuda de San Miguel. "La veneración a San Miguel es el más grande remedio en contra de la rebeldía y la desobediencia a los mandamientos de Dios, en contra del ateísmo, escepticismo y de la infidelidad" (San Francisco de Sales). Precisamente, estos vicios son muy evidentes en nuestros tiempos. Más que nunca necesitamos la ayuda de San Miguel para mantenernos fieles en la fe. El ateísmo y la falta de fe han infiltrado todos los sectores de la sociedad humana. Sus buenos amigos lo aman, lo siguen y a diario le dan gracias.
Con Dios siempre a su lado Johann Sebastian Bach le dio a sus composiciones un toque trascendente, un hálito espiritual. Es lo mismo que tu puedes hacer en tus acciones, cuando quieres lo que haces y buscas la gloria de Dios al servir a los demás. No olvidemos que para la mayor gloria de Dios, Bach ha sido proclamado como el compositor cristiano entre los grandes músicos de la Iglesia. Enseñemos en estos tiempos en que las nuevas generaciones solo escuchan ruido musical a que escuchen las melodías clásicas que engrandezcan el alma y el espíritu, que nos suben a la gloria de Dios. Se un enamorado de la creación, de la buena música y así amarás más la vida y a Dios que en ella dejó su huella.
1 comentario:
Yo si creo en los ángeles, aunque nunca he visto ninguno. Se les menciona con diferentes nombres en todas las religiones mayoritarias y tambien en religiones trivales, con el nombre de espiritus protectors. Sabemos que estas cosas son cuestion de fe, pero…escogemos tenerla.
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