lunes, enero 26, 2009

¿El infierno es un invento o de verdad existe?

Por el Rev. José Eugenio Hoyos

Esta es la pregunta que niños, jóvenes y adultos se hacen con frecuencia a pesar de haber recibido enseñanzas sobre este tema en la catequesis parroquial. Pero hay una gran mayoría que prefiere ignorarlo, rechazarlo o declarar que no existe por miedo o por que les tormenta.

El Papa Benedicto XVI, durante una Misa en Roma dijo que el infierno “existe y es eterno para los que cierran su corazón al amor de Dios”. El Papa dijo que en el mundo moderno mucha gente, incluidos algunos creyentes, se han olvidado que si no “admiten la culpa y la promesa de no volver a pecar”, se arriesgan a una “condena eterna, el infierno”. Un infierno donde pocos quieren hablar.

Jesucristo nos habló en varias ocasiones sobre la posibilidad que tenemos de condenarnos y no sólo nos habló de esa posibilidad, sino que además, varias veces nos describió ese lugar de castigo eterno. “Los malvados… los arrojará en el horno ardiente. Allí será el llanto y el rechinar de dientes” (Mt 13, 42). “Y a ese servidor inútil échenlo en la obscuridad de allá afuera: allí abra llanto y desesperación” (Mt 25, 30). “Malditos: aléjense de Mi, al fuego eterno” (Mt 25, 41).

Coinciden los teólogos que con nuestro pecado y actitud negativa perdemos la gran oportunidad de verle la cara a Dios. El infierno es una realidad innegable. De hecho, el infierno aparece con diferentes nombres en las Sagradas Escrituras: abismo, horno de fuego, fuego eterno, lugar de tormentos, tinieblas exteriores, gehena, muerte segunda, fuego inextinguible etc. En resumidas cuentas el infierno no es un invento religioso, ni para crear pánico ni sometimiento. Es una realidad y sí existe junto al cielo y el purgatorio.

Entre los secretos que reveló la Virgen a los pastorcitos de Fátima, está una visión del infierno, que les dio en una de sus apariciones. Decía Lucia, la vidente de Fátima que murió ya anciana en 2005: “Algunas personas, también piadosas, no quieren hablar a los niños pequeños sobre el infierno, para no asustarlos. Sin embargo, Dios no dudó en mostrar el infierno a tres menores y una de ellas contando apenas seis años”. “Por consiguiente, quienes se obstinan en no abrirse al Evangelio, se predisponen a “una ruina eterna, alejándonos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder” (2Ts 1, 9).

1 comentario:

Anónimo dijo...

Por razones personales, no puedo revelar mi nombre, pero llevo varios años interesada en el contenido de La Biblia, como fuente de revelación e histórica y como todo libro antiguo, escrito por personas y dirigidos a personas de diferentes épocas bajo marcos culturales, históricos y religiosos diferentes, opino que es imposible el tomar literalmente todo lo que en el se encuentra.
Un libro de libros así, contiene varios niveles o capas de significado e interpretación, por mencionar algunos diré por ejemplo, el nivel factual, el histórico, el dramático, moral, literario, alegórico, profético y metafísico, o quizás mas todavía.
Nada asusta más a los humanos, que la perspectiva de estar sufriendo un dolor eterno, causado por fuego u otras formas de tortura. Recuerden el mito griego de Sísifo, si es que lo ha leído. Tormento eterno.
La mención del fuego y de abismos de terror, son perspectivas aterradoras y la mejor manera de llamar la atención a las personas supersticiosas del mundo antiguo. Un buen método para inducir al cambio de comportamiento y conseguir por medio de la amenaza del miedo y del castigo, que la humanidad se aleje de sus maneras pecadoras y crueles.
Un Dios que puede consentir que el alma de un ser humano (sin tener en cuenta su condición de nacimiento, estado social, económico, familia, raza y religión de nacimiento) se debata en el tormento eternamente, por que falló en una sola vida a vivirla decente y moralmente, no es el Dios amoroso y eternamente compasivo que por otra parte Cristo nos enseña. Por lo menos, no es el Dios que yo presiento en mi corazón, que me ama y me levanta una y otra vez, cada vez que fallo como persona. Y para aquel que ni siquiera llega a entender o plantearse esto, también hay esperanza.
Es tiempo ya de que la Iglesia Católica, deje de enseñar religión, como si se tratara de enseñar a un grupo de niños analfabetos de la edad media.
No todo el mundo puede comprender complejas asociaciones metafísicas veladas en los textos, yo tampoco lo he conseguido, pero por lo menos dense cuenta de la edad en que vivimos y del nivel cultural medio de los seres humanos de hoy en día.
Y no olviden...para muchos en este mundo, aquí y ahora, ese infierno tan físico del que habla Benedicto XVI ya existe.
Sin embargo, el infierno si que existe, como estado del alma, como dolor infinito después de de sentirse apartado del amor de Dios, debido a los actos que uno a cometido. Pero no es un lugar, ni es eterno. Es más bien ese dolor insoportable, el “haber tocado fondo” el que logra que muchos viren su vida hacia Dios y empiecen el camino del ascenso.
Siempre hay una oportunidad. Siempre hay esperanza. Siempre hay redención para quien la busca aqui y en el otro lado opino.
Este es mi Dios. ¿Y el de Udes?
Respetuosamente.